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Growth Hacking
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Cómo convertirte a ti, a mí y a todo en un producto
Cómo convertirte a ti, a mí y a todo en un producto
EPISODIO: 3-E
LECTURA 7 MINUTOS
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Después de entender que vender sin vender es posible, toca enfrentar una conclusión: todos somos productos. No en el sentido despectivo de "mercancía", sino en un más elevado, vinculado a la construcción de experiencias emocionales que el resto no pueda simplemente olvidar.
En el capítulo de biohacking hablaremos esto en profundidad, pero el 95% de las decisiones de compra ocurren en el subconsciente, mientras solo el 5% del marketing apunta a la parte racional del cerebro. Esta desconexión explica por qué tantos productos técnicamente perfectos fracasan mientras otros, objetivamente inferiores, se vuelven íconos culturales.
(Por si sueles preguntarte por qué hacemos famosa a la gente incorrecta)
La neurociencia del consumo revela que procesamos información emocional 5 veces más rápido que la racional. Tu cerebro decide si le gusta algo en 0.05 segundos, mucho antes de que tu córtex prefrontal tenga la oportunidad de analizar las especificaciones técnicas.
Como buen cáncer, vengo y digo: las emociones son literalmente el lenguaje nativo de la experiencia humana. Antes de que tuviéramos lenguaje, teníamos emociones. Son más antiguas, más profundas, más universales que cualquier idioma.
Dame ejemplos
Para visualizar cómo esta transformación opera en el mundo real, observemos a quienes han masterizado el arte de convertir su práctica profesional en experiencias emocionales inolvidables. Estas son “plantillas” de una nueva forma de existir profesionalmente.
En arte, de objetos a la apertura de portales
Marina Abramović vende la experiencia de confrontar tus propios límites. En "The Artist is Present", miles hacían fila para experimentar ser verdaderamente vistos, para sentir conexión humana pura, vulnerabilidad compartida.
Como mencionamos al hablar del poder del cerebro para procesar sinapsis y crear conexiones neuronales, los estudios muestran que el arte experiencial activa las mismas áreas cerebrales que las experiencias místicas: el lóbulo parietal posterior se desactiva, disolviéndose temporalmente la frontera entre el yo y el otro.
Olafur Eliasson llevó esto al extremo con su "Weather Project" en la Tate Modern. Un sol artificial que transformó el museo en playa existencial donde miles se tiraban al suelo a contemplar. Su producto era la experiencia colectiva de asombro compartido, esa emoción específica que los japoneses llaman "yugen" - la profunda conciencia del universo que dispara sentimientos demasiado profundos para palabras.
En música, espectáculos sensoriales, a relaciones parasociales
Björk crea ecosistemas emocionales. "Biophilia" era una experiencia multimedia que incluía apps, instalaciones y hasta un programa educativo. Cada canción estaba diseñada para activar emociones específicas a través de frecuencias calculadas.
La música puede inducir hasta 13 emociones distintas categorizables, desde diversión hasta ansiedad, desde triunfo hasta tristeza. Los músicos que entienden esto diseñan viajes emocionales.
Arca, la productora venezolana, va más allá: sus shows son rituales de transformación donde el género, la identidad y las emociones se vuelven fluidas. Vende la experiencia de disolución y reconstrucción del yo. Los asistentes reportan experiencias similares a las inducidas por psicodélicos, pero completamente legales y reproducibles.
En actuación, triggereando catarsis
Tilda Swinton entendió esto cuando durmió en una vitrina en el MoMA durante "The Maybe". Se convertía en experiencia contemplativa. Los visitantes experimentaban la extrañeza de observar la vulnerabilidad humana en estado puro.
Recordando lo que exploramos sobre las neuronas espejo en nuestro episodio del cerebro, la neurociencia del teatro muestra que cuando vemos actuar, nuestras neuronas espejo se activan como si estuviéramos viviendo esas experiencias. Los actores nos prestan sus cuerpos para que procesemos nuestras propias emociones de forma segura.
Adam Driver lo llevó al extremo en "Marriage Story". Se convirtió en conductor de catarsis colectiva. Los espectadores reportaron procesar sus propios traumas relacionales a través de su performance. Su producto era la sanación emocional vicaria.
El diseñador: estimulado por el inconsciente
Stefan Sagmeister provoca. Su trabajo para el álbum de Lou Reed donde su propia piel tatuada era la portada, vendía la experiencia de confrontar la mortalidad y el arte como sacrificio.
El diseño emocional activa tres niveles cerebrales simultáneamente: visceral (tronco cerebral), conductual (sistema límbico) y reflexivo (neocórtex). Los mejores diseñadores orquestan esta sinfonía neurológica conscientemente.
Neri Oxman fusiona diseño, biología y arquitectura para crear experiencias que despiertan lo que ella llama "material ecology consciousness". Sus piezas son catalizadoras de una nueva relación emocional con el mundo material. Los visitantes reportan cambios duraderos en su percepción de la naturaleza y la tecnología.
Pongámonos, choros: ¿qué pasa si soy —por ejemplo— contador?
Hablar de experiencia, y vincularlo al arte, o a productos de Apple, son ejemplos sencillos porque podemos evidenciar fácilmente el aspecto sensorial. De todos modos, a mí me gustan las cosas difíciles, entonces, en lugar de dar tanto ejemplo “lejano”, veamos algo cotidiano. ¿Cómo sería mi vida si soy contador, y quiero convertirme en un producto, y por ende en una experiencia?
Paso 1: Identificar la emoción base. El contador tradicional procesa números. Nuestro contador-producto será generar la experiencia de "control sobre el caos financiero". La ansiedad financiera afecta al 73% de los adultos, causando insomnio, problemas digestivos y deterioro cognitivo. Un contador con esta narrativa, es un contador cuya personalidad de marca, debería ser del tipo 1 con ala 9. (Pronto estará disponible el episodio que explica esto) Él es una persona extremadamente correcta, perfeccionista, y que, como elemento secundario, su objetivo es llevarnos a un mundo de paz y tranquilidad.
Paso 2: Mapea el viaje emocional
Inicio: ¿En qué contexto se encuentra a quién quiero hablarle? ¿Qué expectativas tiene? ¿A qué cosas le da muchísima importancia? Respuesta: Es una persona que todos los temas tributarios, le generan ansiedad, ha tenido malas experiencias con otros contadores. No tiene mucho conocimiento profundo, pero el suficiente como para saber que es un problema muy incómodo tener líos tributarios.
Proceso ¿Qué involucra mi trabajo? ¿En qué fallan constantemente mis colegas? ¿Cuál se supone será mi sello?
Respuesta: Todos desaparecen, eso genera un loop de ansiedad que hace que los clientes pierdan la confianza, lo que, sumado a la irresponsabilidad de algunos, crea el escenario perfecto para que todo el universo tributario sea tierra de nadie.
Output ¿Qué parte de mi producto se queda con el cliente? ¿Qué parte de mi producto la verán sus amigos? ¿Qué aspectos de lo que hago le dan visibilidad a lo que hago?
Respuesta: Nada, solamente nos enviamos emails, facturas y cosas así
Paso 3: Diseña tu propio viaje emocional
Mi inicio: Semanalmente, creo informes con una estética minimalista “zen” convirtiendo conceptos de contabilidad, en snacks sencillos. Esos informes se convierten en guion de contenidos que comparto en mi red social favorita. La gente que consume ambos contenidos les llama la atención mi enfoque, y les gustaría que gestionase su contabilidad.
Mi desarrollo: Identifiqué que existen miles de posibilidades de contextos en el mundo tributario, entonces sistematizo, a través de un montón de formularios, la data que me permite entender qué necesita un cliente y cuánto tiempo requiere mensualmente. Mi sello “tranquilidad” será la automatización y gestión de un WhatsApp solo para atender requerimientos y consultas. De mi lado, activo alertas para que una consulta nunca tenga más de X horas. Mis informes sobre contabilidad además llegan sagradamente en las fechas comprometidas con el cliente.
Mi output: Un dashboard personalizado con todo lo que el cliente ha ahorrado en multas y estupideces gracias a una apropiada administración tributaria. Un rewind anual en octubre como recordatorio de que se está acabando el año, y yatusabes.
Paso 4: Medir el impacto
El clásico saludo de cumpleaños, lo acompaño de un correo personal para que el cliente cuente cómo se ha sentido.
Entrevista a tus propios clientes. A la gente le gusta hablar de sí misma. No hablo de una encuesta latera de satisfacción, lo que no quita que puedas obtener la misma información de una encuesta de satisfacción, en una conversación personal. Convierto los casos de éxito en testimonios. Muchas relaciones contador-cliente parten tras arreglar un desastre.
La ciencia detrás de la transformación
Los análisis de los análisis recientes muestran que las experiencias emocionales positivas generan cambios epigenéticos medibles. Las emociones que generas en otros pueden activar o desactivar genes relacionados con salud, longevidad y bienestar.
Si diseñas experiencias que generan emociones específicas, estás participando en la evolución humana en tiempo real.
En un mundo donde la IA puede replicar cualquier habilidad técnica, lo único verdaderamente irremplazable es la capacidad de generar experiencias emocionales auténticas. Los LLM actuales pueden escribir código mejor que el 90% de programadores, pero carecen de la capacidad de hacer que alguien sienta la específica mezcla de nostalgia, esperanza y determinación que solo tu historia personal puede evocar.
Ya eres un producto. La pregunta es si lo eres consciente o inconscientemente, ya que nuestro producto más valioso es cómo hacemos sentir a los demás mientras navegamos juntos, otro fin del mundo.
Después de entender que vender sin vender es posible, toca enfrentar una conclusión: todos somos productos. No en el sentido despectivo de "mercancía", sino en un más elevado, vinculado a la construcción de experiencias emocionales que el resto no pueda simplemente olvidar.
En el capítulo de biohacking hablaremos esto en profundidad, pero el 95% de las decisiones de compra ocurren en el subconsciente, mientras solo el 5% del marketing apunta a la parte racional del cerebro. Esta desconexión explica por qué tantos productos técnicamente perfectos fracasan mientras otros, objetivamente inferiores, se vuelven íconos culturales.
(Por si sueles preguntarte por qué hacemos famosa a la gente incorrecta)
La neurociencia del consumo revela que procesamos información emocional 5 veces más rápido que la racional. Tu cerebro decide si le gusta algo en 0.05 segundos, mucho antes de que tu córtex prefrontal tenga la oportunidad de analizar las especificaciones técnicas.
Como buen cáncer, vengo y digo: las emociones son literalmente el lenguaje nativo de la experiencia humana. Antes de que tuviéramos lenguaje, teníamos emociones. Son más antiguas, más profundas, más universales que cualquier idioma.
Dame ejemplos
Para visualizar cómo esta transformación opera en el mundo real, observemos a quienes han masterizado el arte de convertir su práctica profesional en experiencias emocionales inolvidables. Estas son “plantillas” de una nueva forma de existir profesionalmente.
En arte, de objetos a la apertura de portales
Marina Abramović vende la experiencia de confrontar tus propios límites. En "The Artist is Present", miles hacían fila para experimentar ser verdaderamente vistos, para sentir conexión humana pura, vulnerabilidad compartida.
Como mencionamos al hablar del poder del cerebro para procesar sinapsis y crear conexiones neuronales, los estudios muestran que el arte experiencial activa las mismas áreas cerebrales que las experiencias místicas: el lóbulo parietal posterior se desactiva, disolviéndose temporalmente la frontera entre el yo y el otro.
Olafur Eliasson llevó esto al extremo con su "Weather Project" en la Tate Modern. Un sol artificial que transformó el museo en playa existencial donde miles se tiraban al suelo a contemplar. Su producto era la experiencia colectiva de asombro compartido, esa emoción específica que los japoneses llaman "yugen" - la profunda conciencia del universo que dispara sentimientos demasiado profundos para palabras.
En música, espectáculos sensoriales, a relaciones parasociales
Björk crea ecosistemas emocionales. "Biophilia" era una experiencia multimedia que incluía apps, instalaciones y hasta un programa educativo. Cada canción estaba diseñada para activar emociones específicas a través de frecuencias calculadas.
La música puede inducir hasta 13 emociones distintas categorizables, desde diversión hasta ansiedad, desde triunfo hasta tristeza. Los músicos que entienden esto diseñan viajes emocionales.
Arca, la productora venezolana, va más allá: sus shows son rituales de transformación donde el género, la identidad y las emociones se vuelven fluidas. Vende la experiencia de disolución y reconstrucción del yo. Los asistentes reportan experiencias similares a las inducidas por psicodélicos, pero completamente legales y reproducibles.
En actuación, triggereando catarsis
Tilda Swinton entendió esto cuando durmió en una vitrina en el MoMA durante "The Maybe". Se convertía en experiencia contemplativa. Los visitantes experimentaban la extrañeza de observar la vulnerabilidad humana en estado puro.
Recordando lo que exploramos sobre las neuronas espejo en nuestro episodio del cerebro, la neurociencia del teatro muestra que cuando vemos actuar, nuestras neuronas espejo se activan como si estuviéramos viviendo esas experiencias. Los actores nos prestan sus cuerpos para que procesemos nuestras propias emociones de forma segura.
Adam Driver lo llevó al extremo en "Marriage Story". Se convirtió en conductor de catarsis colectiva. Los espectadores reportaron procesar sus propios traumas relacionales a través de su performance. Su producto era la sanación emocional vicaria.
El diseñador: estimulado por el inconsciente
Stefan Sagmeister provoca. Su trabajo para el álbum de Lou Reed donde su propia piel tatuada era la portada, vendía la experiencia de confrontar la mortalidad y el arte como sacrificio.
El diseño emocional activa tres niveles cerebrales simultáneamente: visceral (tronco cerebral), conductual (sistema límbico) y reflexivo (neocórtex). Los mejores diseñadores orquestan esta sinfonía neurológica conscientemente.
Neri Oxman fusiona diseño, biología y arquitectura para crear experiencias que despiertan lo que ella llama "material ecology consciousness". Sus piezas son catalizadoras de una nueva relación emocional con el mundo material. Los visitantes reportan cambios duraderos en su percepción de la naturaleza y la tecnología.
Pongámonos, choros: ¿qué pasa si soy —por ejemplo— contador?
Hablar de experiencia, y vincularlo al arte, o a productos de Apple, son ejemplos sencillos porque podemos evidenciar fácilmente el aspecto sensorial. De todos modos, a mí me gustan las cosas difíciles, entonces, en lugar de dar tanto ejemplo “lejano”, veamos algo cotidiano. ¿Cómo sería mi vida si soy contador, y quiero convertirme en un producto, y por ende en una experiencia?
Paso 1: Identificar la emoción base. El contador tradicional procesa números. Nuestro contador-producto será generar la experiencia de "control sobre el caos financiero". La ansiedad financiera afecta al 73% de los adultos, causando insomnio, problemas digestivos y deterioro cognitivo. Un contador con esta narrativa, es un contador cuya personalidad de marca, debería ser del tipo 1 con ala 9. (Pronto estará disponible el episodio que explica esto) Él es una persona extremadamente correcta, perfeccionista, y que, como elemento secundario, su objetivo es llevarnos a un mundo de paz y tranquilidad.
Paso 2: Mapea el viaje emocional
Inicio: ¿En qué contexto se encuentra a quién quiero hablarle? ¿Qué expectativas tiene? ¿A qué cosas le da muchísima importancia? Respuesta: Es una persona que todos los temas tributarios, le generan ansiedad, ha tenido malas experiencias con otros contadores. No tiene mucho conocimiento profundo, pero el suficiente como para saber que es un problema muy incómodo tener líos tributarios.
Proceso ¿Qué involucra mi trabajo? ¿En qué fallan constantemente mis colegas? ¿Cuál se supone será mi sello?
Respuesta: Todos desaparecen, eso genera un loop de ansiedad que hace que los clientes pierdan la confianza, lo que, sumado a la irresponsabilidad de algunos, crea el escenario perfecto para que todo el universo tributario sea tierra de nadie.
Output ¿Qué parte de mi producto se queda con el cliente? ¿Qué parte de mi producto la verán sus amigos? ¿Qué aspectos de lo que hago le dan visibilidad a lo que hago?
Respuesta: Nada, solamente nos enviamos emails, facturas y cosas así
Paso 3: Diseña tu propio viaje emocional
Mi inicio: Semanalmente, creo informes con una estética minimalista “zen” convirtiendo conceptos de contabilidad, en snacks sencillos. Esos informes se convierten en guion de contenidos que comparto en mi red social favorita. La gente que consume ambos contenidos les llama la atención mi enfoque, y les gustaría que gestionase su contabilidad.
Mi desarrollo: Identifiqué que existen miles de posibilidades de contextos en el mundo tributario, entonces sistematizo, a través de un montón de formularios, la data que me permite entender qué necesita un cliente y cuánto tiempo requiere mensualmente. Mi sello “tranquilidad” será la automatización y gestión de un WhatsApp solo para atender requerimientos y consultas. De mi lado, activo alertas para que una consulta nunca tenga más de X horas. Mis informes sobre contabilidad además llegan sagradamente en las fechas comprometidas con el cliente.
Mi output: Un dashboard personalizado con todo lo que el cliente ha ahorrado en multas y estupideces gracias a una apropiada administración tributaria. Un rewind anual en octubre como recordatorio de que se está acabando el año, y yatusabes.
Paso 4: Medir el impacto
El clásico saludo de cumpleaños, lo acompaño de un correo personal para que el cliente cuente cómo se ha sentido.
Entrevista a tus propios clientes. A la gente le gusta hablar de sí misma. No hablo de una encuesta latera de satisfacción, lo que no quita que puedas obtener la misma información de una encuesta de satisfacción, en una conversación personal. Convierto los casos de éxito en testimonios. Muchas relaciones contador-cliente parten tras arreglar un desastre.
La ciencia detrás de la transformación
Los análisis de los análisis recientes muestran que las experiencias emocionales positivas generan cambios epigenéticos medibles. Las emociones que generas en otros pueden activar o desactivar genes relacionados con salud, longevidad y bienestar.
Si diseñas experiencias que generan emociones específicas, estás participando en la evolución humana en tiempo real.
En un mundo donde la IA puede replicar cualquier habilidad técnica, lo único verdaderamente irremplazable es la capacidad de generar experiencias emocionales auténticas. Los LLM actuales pueden escribir código mejor que el 90% de programadores, pero carecen de la capacidad de hacer que alguien sienta la específica mezcla de nostalgia, esperanza y determinación que solo tu historia personal puede evocar.
Ya eres un producto. La pregunta es si lo eres consciente o inconscientemente, ya que nuestro producto más valioso es cómo hacemos sentir a los demás mientras navegamos juntos, otro fin del mundo.
Después de entender que vender sin vender es posible, toca enfrentar una conclusión: todos somos productos. No en el sentido despectivo de "mercancía", sino en un más elevado, vinculado a la construcción de experiencias emocionales que el resto no pueda simplemente olvidar.
En el capítulo de biohacking hablaremos esto en profundidad, pero el 95% de las decisiones de compra ocurren en el subconsciente, mientras solo el 5% del marketing apunta a la parte racional del cerebro. Esta desconexión explica por qué tantos productos técnicamente perfectos fracasan mientras otros, objetivamente inferiores, se vuelven íconos culturales.
(Por si sueles preguntarte por qué hacemos famosa a la gente incorrecta)
La neurociencia del consumo revela que procesamos información emocional 5 veces más rápido que la racional. Tu cerebro decide si le gusta algo en 0.05 segundos, mucho antes de que tu córtex prefrontal tenga la oportunidad de analizar las especificaciones técnicas.
Como buen cáncer, vengo y digo: las emociones son literalmente el lenguaje nativo de la experiencia humana. Antes de que tuviéramos lenguaje, teníamos emociones. Son más antiguas, más profundas, más universales que cualquier idioma.
Dame ejemplos
Para visualizar cómo esta transformación opera en el mundo real, observemos a quienes han masterizado el arte de convertir su práctica profesional en experiencias emocionales inolvidables. Estas son “plantillas” de una nueva forma de existir profesionalmente.
En arte, de objetos a la apertura de portales
Marina Abramović vende la experiencia de confrontar tus propios límites. En "The Artist is Present", miles hacían fila para experimentar ser verdaderamente vistos, para sentir conexión humana pura, vulnerabilidad compartida.
Como mencionamos al hablar del poder del cerebro para procesar sinapsis y crear conexiones neuronales, los estudios muestran que el arte experiencial activa las mismas áreas cerebrales que las experiencias místicas: el lóbulo parietal posterior se desactiva, disolviéndose temporalmente la frontera entre el yo y el otro.
Olafur Eliasson llevó esto al extremo con su "Weather Project" en la Tate Modern. Un sol artificial que transformó el museo en playa existencial donde miles se tiraban al suelo a contemplar. Su producto era la experiencia colectiva de asombro compartido, esa emoción específica que los japoneses llaman "yugen" - la profunda conciencia del universo que dispara sentimientos demasiado profundos para palabras.
En música, espectáculos sensoriales, a relaciones parasociales
Björk crea ecosistemas emocionales. "Biophilia" era una experiencia multimedia que incluía apps, instalaciones y hasta un programa educativo. Cada canción estaba diseñada para activar emociones específicas a través de frecuencias calculadas.
La música puede inducir hasta 13 emociones distintas categorizables, desde diversión hasta ansiedad, desde triunfo hasta tristeza. Los músicos que entienden esto diseñan viajes emocionales.
Arca, la productora venezolana, va más allá: sus shows son rituales de transformación donde el género, la identidad y las emociones se vuelven fluidas. Vende la experiencia de disolución y reconstrucción del yo. Los asistentes reportan experiencias similares a las inducidas por psicodélicos, pero completamente legales y reproducibles.
En actuación, triggereando catarsis
Tilda Swinton entendió esto cuando durmió en una vitrina en el MoMA durante "The Maybe". Se convertía en experiencia contemplativa. Los visitantes experimentaban la extrañeza de observar la vulnerabilidad humana en estado puro.
Recordando lo que exploramos sobre las neuronas espejo en nuestro episodio del cerebro, la neurociencia del teatro muestra que cuando vemos actuar, nuestras neuronas espejo se activan como si estuviéramos viviendo esas experiencias. Los actores nos prestan sus cuerpos para que procesemos nuestras propias emociones de forma segura.
Adam Driver lo llevó al extremo en "Marriage Story". Se convirtió en conductor de catarsis colectiva. Los espectadores reportaron procesar sus propios traumas relacionales a través de su performance. Su producto era la sanación emocional vicaria.
El diseñador: estimulado por el inconsciente
Stefan Sagmeister provoca. Su trabajo para el álbum de Lou Reed donde su propia piel tatuada era la portada, vendía la experiencia de confrontar la mortalidad y el arte como sacrificio.
El diseño emocional activa tres niveles cerebrales simultáneamente: visceral (tronco cerebral), conductual (sistema límbico) y reflexivo (neocórtex). Los mejores diseñadores orquestan esta sinfonía neurológica conscientemente.
Neri Oxman fusiona diseño, biología y arquitectura para crear experiencias que despiertan lo que ella llama "material ecology consciousness". Sus piezas son catalizadoras de una nueva relación emocional con el mundo material. Los visitantes reportan cambios duraderos en su percepción de la naturaleza y la tecnología.
Pongámonos, choros: ¿qué pasa si soy —por ejemplo— contador?
Hablar de experiencia, y vincularlo al arte, o a productos de Apple, son ejemplos sencillos porque podemos evidenciar fácilmente el aspecto sensorial. De todos modos, a mí me gustan las cosas difíciles, entonces, en lugar de dar tanto ejemplo “lejano”, veamos algo cotidiano. ¿Cómo sería mi vida si soy contador, y quiero convertirme en un producto, y por ende en una experiencia?
Paso 1: Identificar la emoción base. El contador tradicional procesa números. Nuestro contador-producto será generar la experiencia de "control sobre el caos financiero". La ansiedad financiera afecta al 73% de los adultos, causando insomnio, problemas digestivos y deterioro cognitivo. Un contador con esta narrativa, es un contador cuya personalidad de marca, debería ser del tipo 1 con ala 9. (Pronto estará disponible el episodio que explica esto) Él es una persona extremadamente correcta, perfeccionista, y que, como elemento secundario, su objetivo es llevarnos a un mundo de paz y tranquilidad.
Paso 2: Mapea el viaje emocional
Inicio: ¿En qué contexto se encuentra a quién quiero hablarle? ¿Qué expectativas tiene? ¿A qué cosas le da muchísima importancia? Respuesta: Es una persona que todos los temas tributarios, le generan ansiedad, ha tenido malas experiencias con otros contadores. No tiene mucho conocimiento profundo, pero el suficiente como para saber que es un problema muy incómodo tener líos tributarios.
Proceso ¿Qué involucra mi trabajo? ¿En qué fallan constantemente mis colegas? ¿Cuál se supone será mi sello?
Respuesta: Todos desaparecen, eso genera un loop de ansiedad que hace que los clientes pierdan la confianza, lo que, sumado a la irresponsabilidad de algunos, crea el escenario perfecto para que todo el universo tributario sea tierra de nadie.
Output ¿Qué parte de mi producto se queda con el cliente? ¿Qué parte de mi producto la verán sus amigos? ¿Qué aspectos de lo que hago le dan visibilidad a lo que hago?
Respuesta: Nada, solamente nos enviamos emails, facturas y cosas así
Paso 3: Diseña tu propio viaje emocional
Mi inicio: Semanalmente, creo informes con una estética minimalista “zen” convirtiendo conceptos de contabilidad, en snacks sencillos. Esos informes se convierten en guion de contenidos que comparto en mi red social favorita. La gente que consume ambos contenidos les llama la atención mi enfoque, y les gustaría que gestionase su contabilidad.
Mi desarrollo: Identifiqué que existen miles de posibilidades de contextos en el mundo tributario, entonces sistematizo, a través de un montón de formularios, la data que me permite entender qué necesita un cliente y cuánto tiempo requiere mensualmente. Mi sello “tranquilidad” será la automatización y gestión de un WhatsApp solo para atender requerimientos y consultas. De mi lado, activo alertas para que una consulta nunca tenga más de X horas. Mis informes sobre contabilidad además llegan sagradamente en las fechas comprometidas con el cliente.
Mi output: Un dashboard personalizado con todo lo que el cliente ha ahorrado en multas y estupideces gracias a una apropiada administración tributaria. Un rewind anual en octubre como recordatorio de que se está acabando el año, y yatusabes.
Paso 4: Medir el impacto
El clásico saludo de cumpleaños, lo acompaño de un correo personal para que el cliente cuente cómo se ha sentido.
Entrevista a tus propios clientes. A la gente le gusta hablar de sí misma. No hablo de una encuesta latera de satisfacción, lo que no quita que puedas obtener la misma información de una encuesta de satisfacción, en una conversación personal. Convierto los casos de éxito en testimonios. Muchas relaciones contador-cliente parten tras arreglar un desastre.
La ciencia detrás de la transformación
Los análisis de los análisis recientes muestran que las experiencias emocionales positivas generan cambios epigenéticos medibles. Las emociones que generas en otros pueden activar o desactivar genes relacionados con salud, longevidad y bienestar.
Si diseñas experiencias que generan emociones específicas, estás participando en la evolución humana en tiempo real.
En un mundo donde la IA puede replicar cualquier habilidad técnica, lo único verdaderamente irremplazable es la capacidad de generar experiencias emocionales auténticas. Los LLM actuales pueden escribir código mejor que el 90% de programadores, pero carecen de la capacidad de hacer que alguien sienta la específica mezcla de nostalgia, esperanza y determinación que solo tu historia personal puede evocar.
Ya eres un producto. La pregunta es si lo eres consciente o inconscientemente, ya que nuestro producto más valioso es cómo hacemos sentir a los demás mientras navegamos juntos, otro fin del mundo.
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