No te unas o excluyas del sistema; úsalo a tu favor

Mencioné cómo funciona mi cerebro, y eso en verdad aplica para todo en mi vida. Esto llega a tal punto, que no puedo ni podré jamás nunca identificarme con ideas de izquierda, ni de derecha.

(Creo que se fue todo al carajo ahora mismo)

Que esa simple afirmación haga que muchas veces tilden a alguien de, por ejemplo, fascista, es una de las razones de por qué hemos llegado a este estado de toxicidad social actual. La guerra ideológica es tan decadente, que lo primero que necesitamos para ver y activar cambios en nuestra vida, es dejar de caer en la trampa de la polarización que afecta nuestros tiempos.

El gran teatro de la política moderna

Cuando bando A y B discuten, ambos tienen razón en muchos puntos, aunque, como todo en la era clickbait, ambos escogen verdades a medias para proteger su visión sesgada de la realidad. ¿Generan soluciones? No hay soluciones. ¿Hay consensos? No hay consensos.

No nos sirve entonces.

El fenómeno es más profundo de lo que parece. Los neurocientíficos han descubierto que cuando defendemos una posición política, literalmente se activan las mismas zonas cerebrales que cuando nos atacan físicamente. Es como si nuestro cerebro interpretara el desacuerdo ideológico como una amenaza existencial.

Peter Wason demostró con su famoso puzzle lógico que incluso las personas más inteligentes fallan sistemáticamente cuando sus creencias están en juego. No es que seamos tontos; es que estamos programados para proteger nuestra identidad antes que buscar la verdad.

Hago esta aclaración, porque en muchos de nosotros hay una baby esperanza de que un gobierno determinado, de manera milagrosa, con sus reformas, sus impuestos o no impuestos, hará que las cosas cambien, para que estemos un poco mejor y la verdadera realidad, es que eso nunca, seas del bando que sea, va a pasar. La agravante es que nuestra vida es demasiado corta como para seguir esperando que alguien haga algo.

La crisis es global

Detengámonos a mirar el mundo con pausa, y el estado actual de cada país, observarlo. Analizar, pedir algunos datos y entenderlo, para sin mucho esfuerzo decir y admitir que: el desastre es a nivel global. En otro momento podemos hacer un resumen país a país, pero en todos lados se quejan de que el metro cuadrado está carísimo, la comida igual, la salud mental desplomándose, los jóvenes cada vez más frívolos y un largo etcétera.

Lo fascinante es que esta crisis tiene raíces biológicas profundas. Los estudios en la estación polar Neumayer III revelaron que el aislamiento social prolongado literalmente encoge partes del cerebro. La corteza prefrontal pierde volumen, los niveles de factor neurotrófico derivado del cerebro se desploman. No es solo que nos sintamos mal; nuestros cerebros se están reconfigurando físicamente.

Y aquí viene algo clave: la soledad aumenta el riesgo de mortalidad en un 83%. Es más letal que fumar. Mientras discutimos sobre impuestos, nuestros cerebros se están derritiendo por falta de conexión real.

Ahora bien, ¿cómo llegamos ahí? Llegamos ahí, porque ni Europa ni Estados Unidos (los dos ejes que más influyen en Latinoamérica) tienen las respuestas a las problemáticas que ya tenemos hoy en día. Peor aún, con el pasar del tiempo, se suman desde "desafíos" que "nadie" podía prever, como el desplome en la oferta de empleos que se avecina, hasta conflictos armados que no tienen idea cómo controlar, haciendo que la tensión solo aumente y aumente.

Tu vida es tu responsabilidad (y eso es hermoso)

Si bien, podrías escoger un rol pasivo en tu vida, esperando que quizás te ganes la lotería, conozcas a una pareja que te saque del vacío emocional, o que simplemente "algo pase", todo lo que pasa de aquí en adelante con nosotros mismos, es única y exclusiva responsabilidad de nosotros mismos.

Aquí es donde la ciencia se pone interesante. Los psicólogos positivos descubrieron algo contra intuitivo: la felicidad no sigue al éxito; es al revés. Las personas más felices reciben mejores evaluaciones, más apoyo social, y paradójicamente, más oportunidades. Es un loop virtuoso que empieza con tu estado mental, no con tu cuenta bancaria.

El neurocientífico Richard Davidson encontró que el mindfulness literalmente recablea tu cerebro. No es filosofía barata; son cambios estructurales medibles en circuitos neurales específicos. Tu cerebro es más plástico de lo que crees.

En un mundo completo en crisis, la forma de salvarte no es destruyendo el sistema, tampoco es infiltrarte para romperlo desde adentro. El mundo ya está lo suficientemente cagado, y camino al desplome, como para que tú o yo, con vidas extremadamente cortas, las desperdiciemos luchando contra qué: ¿el mundo entero?

Entendiendo el hackeo

El mundo deja de decepcionarnos, cuando no tenemos esperanzas puestas en él. Suena depresivo, pero es liberador. Es como cuando finalmente aceptas que el metro de Santiago jamás será puntual: dejas de sufrir y simplemente planificas con margen.

Los neurocientíficos que estudian el optimismo descubrieron algo fascinante: cuando las personas encuentran significado positivo en el sufrimiento, sus cerebros muestran patrones de ondas más diversos. Es como si el optimismo fuera una forma de hackear tu propia neurobiología.

No necesitas ir contra el sistema, tampoco necesitas unirte a él. Lo único que requieres es saber cómo funciona en sus distintas dimensiones, así incluso empatizarás con él, porque no solo verás, sino que sentirás sus problemas (heridas). Ver a través de las fachadas te permite darle una vuelta de tuerca, hackear tu relación con el sistema, porque respetando todas sus reglas, eres capaz de utilizarlas a tu favor.

La cosa es que nuestros cerebros están diseñados para la cooperación, no el conflicto. Los estudios con murciélagos muestran que cuando se comunican, sus neuronas literalmente se sincronizan. Entran en la misma frecuencia, como una radio cósmica de mamíferos voladores.

Las herramientas del nuevo jugador

Mi misión entonces es entregarles todas las herramientas y conocimientos, para no solo ver los problemas, sino que también imaginar y crear y ejecutar soluciones radicales, para que tengas la libertad de decidir qué es lo que ocupa tu tiempo y mente, y no seas un NPC más, que anda por la vida siendo un producto más de las decisiones de terceros.

Para lograrlo, necesitamos:

Recuperar tu energía física (Bio Hacking) - Andrew Huberman y su equipo han mapeado protocolos específicos basados en neurociencia que pueden transformar tu rendimiento.

Descubrir lo que verdaderamente eres y amas (Self Growth Hacking) - Resulta que hasta los lagartos barbudos pueden aprender por imitación social. Si un reptil puede evolucionar socialmente, imagínate lo que puedes hacer tú con un córtex prefrontal completo.

Transformar el mundo desde esa pasión (Growth Hacking) - Los proyectos más exitosos de economía social demuestran que cuando pones a las personas antes que el dinero, paradójicamente, el dinero fluye. Es como si el universo recompensara la autenticidad.

Hacer que todo aquello que te roba tiempo, se haga solo (Life Hacking), porque tu tiempo es literalmente lo único que tienes. Todo lo demás es prestado.

De manera complementaria, compartiré con ustedes un glosario con todos los conceptos técnicos que no puedes no saber hoy en día, les ayudaré a ampliar su perspectiva de la actualidad (contextos), compartiré algunas herramientas digitales que aceleran dramáticamente el trabajo creativo y la colaboración.

La Matrix tiene bugs, y eso es genial

Para ser responsable, es importante mencionar todo lo que se aleja totalmente de esta guía de hackeo, ya que el concepto de Matrix está demasiado manoseado, por gente que aparentemente no entendió nada de esa película.

No se trata de ser un rebelde incomprendido, sino más bien de entender el juego lo suficientemente bien como para jugarlo con tus propias reglas, dentro de las reglas.

En el diccionario de hackeo, hackeo es entender exactamente cómo algo funciona, para generar un trigger, un cambio, o apretar el botón justo en el momento que se necesita, para que ocurra lo que necesitas.  Hackear se trata de tomar decisiones correctas. A diferencia del hackeo clickbait que promete prompts de ChatGPT que te darán un millón de dólares (LOL), esto se trata de cómo entender lo que pasa frente a ti, y generar las intervenciones apropiadas, para que no tengas que "robarme un prompt", sino que tú puedas crear el tuyo propio, capaz de darte consistentemente 50 luquitas al día.

(Algo lograble, realista, consistente y replicable)

"En conclusión" –como dice siempre ChatGPT– este atlas es de TODO, porque hablaremos de todo, de cómo todo se conecta desde lo macro, hasta lo micro, para que puedan ver a través del mundo y de las personas. Lo hago, porque es imperioso que puedas divertirte lo más posible en tu corta y prometedora vida, que es la única razón por la que estamos aquí.

Al final del día, el sistema es solo un conjunto de reglas creadas por humanos, igual de perdidos que nosotros. Y si ellos pudieron crear estas reglas, nosotros podemos encontrar formas creativas de navegarlas.



No te unas o excluyas del sistema; úsalo a tu favor

Mencioné cómo funciona mi cerebro, y eso en verdad aplica para todo en mi vida. Esto llega a tal punto, que no puedo ni podré jamás nunca identificarme con ideas de izquierda, ni de derecha.

(Creo que se fue todo al carajo ahora mismo)

Que esa simple afirmación haga que muchas veces tilden a alguien de, por ejemplo, fascista, es una de las razones de por qué hemos llegado a este estado de toxicidad social actual. La guerra ideológica es tan decadente, que lo primero que necesitamos para ver y activar cambios en nuestra vida, es dejar de caer en la trampa de la polarización que afecta nuestros tiempos.

El gran teatro de la política moderna

Cuando bando A y B discuten, ambos tienen razón en muchos puntos, aunque, como todo en la era clickbait, ambos escogen verdades a medias para proteger su visión sesgada de la realidad. ¿Generan soluciones? No hay soluciones. ¿Hay consensos? No hay consensos.

No nos sirve entonces.

El fenómeno es más profundo de lo que parece. Los neurocientíficos han descubierto que cuando defendemos una posición política, literalmente se activan las mismas zonas cerebrales que cuando nos atacan físicamente. Es como si nuestro cerebro interpretara el desacuerdo ideológico como una amenaza existencial.

Peter Wason demostró con su famoso puzzle lógico que incluso las personas más inteligentes fallan sistemáticamente cuando sus creencias están en juego. No es que seamos tontos; es que estamos programados para proteger nuestra identidad antes que buscar la verdad.

Hago esta aclaración, porque en muchos de nosotros hay una baby esperanza de que un gobierno determinado, de manera milagrosa, con sus reformas, sus impuestos o no impuestos, hará que las cosas cambien, para que estemos un poco mejor y la verdadera realidad, es que eso nunca, seas del bando que sea, va a pasar. La agravante es que nuestra vida es demasiado corta como para seguir esperando que alguien haga algo.

La crisis es global

Detengámonos a mirar el mundo con pausa, y el estado actual de cada país, observarlo. Analizar, pedir algunos datos y entenderlo, para sin mucho esfuerzo decir y admitir que: el desastre es a nivel global. En otro momento podemos hacer un resumen país a país, pero en todos lados se quejan de que el metro cuadrado está carísimo, la comida igual, la salud mental desplomándose, los jóvenes cada vez más frívolos y un largo etcétera.

Lo fascinante es que esta crisis tiene raíces biológicas profundas. Los estudios en la estación polar Neumayer III revelaron que el aislamiento social prolongado literalmente encoge partes del cerebro. La corteza prefrontal pierde volumen, los niveles de factor neurotrófico derivado del cerebro se desploman. No es solo que nos sintamos mal; nuestros cerebros se están reconfigurando físicamente.

Y aquí viene algo clave: la soledad aumenta el riesgo de mortalidad en un 83%. Es más letal que fumar. Mientras discutimos sobre impuestos, nuestros cerebros se están derritiendo por falta de conexión real.

Ahora bien, ¿cómo llegamos ahí? Llegamos ahí, porque ni Europa ni Estados Unidos (los dos ejes que más influyen en Latinoamérica) tienen las respuestas a las problemáticas que ya tenemos hoy en día. Peor aún, con el pasar del tiempo, se suman desde "desafíos" que "nadie" podía prever, como el desplome en la oferta de empleos que se avecina, hasta conflictos armados que no tienen idea cómo controlar, haciendo que la tensión solo aumente y aumente.

Tu vida es tu responsabilidad (y eso es hermoso)

Si bien, podrías escoger un rol pasivo en tu vida, esperando que quizás te ganes la lotería, conozcas a una pareja que te saque del vacío emocional, o que simplemente "algo pase", todo lo que pasa de aquí en adelante con nosotros mismos, es única y exclusiva responsabilidad de nosotros mismos.

Aquí es donde la ciencia se pone interesante. Los psicólogos positivos descubrieron algo contra intuitivo: la felicidad no sigue al éxito; es al revés. Las personas más felices reciben mejores evaluaciones, más apoyo social, y paradójicamente, más oportunidades. Es un loop virtuoso que empieza con tu estado mental, no con tu cuenta bancaria.

El neurocientífico Richard Davidson encontró que el mindfulness literalmente recablea tu cerebro. No es filosofía barata; son cambios estructurales medibles en circuitos neurales específicos. Tu cerebro es más plástico de lo que crees.

En un mundo completo en crisis, la forma de salvarte no es destruyendo el sistema, tampoco es infiltrarte para romperlo desde adentro. El mundo ya está lo suficientemente cagado, y camino al desplome, como para que tú o yo, con vidas extremadamente cortas, las desperdiciemos luchando contra qué: ¿el mundo entero?

Entendiendo el hackeo

El mundo deja de decepcionarnos, cuando no tenemos esperanzas puestas en él. Suena depresivo, pero es liberador. Es como cuando finalmente aceptas que el metro de Santiago jamás será puntual: dejas de sufrir y simplemente planificas con margen.

Los neurocientíficos que estudian el optimismo descubrieron algo fascinante: cuando las personas encuentran significado positivo en el sufrimiento, sus cerebros muestran patrones de ondas más diversos. Es como si el optimismo fuera una forma de hackear tu propia neurobiología.

No necesitas ir contra el sistema, tampoco necesitas unirte a él. Lo único que requieres es saber cómo funciona en sus distintas dimensiones, así incluso empatizarás con él, porque no solo verás, sino que sentirás sus problemas (heridas). Ver a través de las fachadas te permite darle una vuelta de tuerca, hackear tu relación con el sistema, porque respetando todas sus reglas, eres capaz de utilizarlas a tu favor.

La cosa es que nuestros cerebros están diseñados para la cooperación, no el conflicto. Los estudios con murciélagos muestran que cuando se comunican, sus neuronas literalmente se sincronizan. Entran en la misma frecuencia, como una radio cósmica de mamíferos voladores.

Las herramientas del nuevo jugador

Mi misión entonces es entregarles todas las herramientas y conocimientos, para no solo ver los problemas, sino que también imaginar y crear y ejecutar soluciones radicales, para que tengas la libertad de decidir qué es lo que ocupa tu tiempo y mente, y no seas un NPC más, que anda por la vida siendo un producto más de las decisiones de terceros.

Para lograrlo, necesitamos:

Recuperar tu energía física (Bio Hacking) - Andrew Huberman y su equipo han mapeado protocolos específicos basados en neurociencia que pueden transformar tu rendimiento.

Descubrir lo que verdaderamente eres y amas (Self Growth Hacking) - Resulta que hasta los lagartos barbudos pueden aprender por imitación social. Si un reptil puede evolucionar socialmente, imagínate lo que puedes hacer tú con un córtex prefrontal completo.

Transformar el mundo desde esa pasión (Growth Hacking) - Los proyectos más exitosos de economía social demuestran que cuando pones a las personas antes que el dinero, paradójicamente, el dinero fluye. Es como si el universo recompensara la autenticidad.

Hacer que todo aquello que te roba tiempo, se haga solo (Life Hacking), porque tu tiempo es literalmente lo único que tienes. Todo lo demás es prestado.

De manera complementaria, compartiré con ustedes un glosario con todos los conceptos técnicos que no puedes no saber hoy en día, les ayudaré a ampliar su perspectiva de la actualidad (contextos), compartiré algunas herramientas digitales que aceleran dramáticamente el trabajo creativo y la colaboración.

La Matrix tiene bugs, y eso es genial

Para ser responsable, es importante mencionar todo lo que se aleja totalmente de esta guía de hackeo, ya que el concepto de Matrix está demasiado manoseado, por gente que aparentemente no entendió nada de esa película.

No se trata de ser un rebelde incomprendido, sino más bien de entender el juego lo suficientemente bien como para jugarlo con tus propias reglas, dentro de las reglas.

En el diccionario de hackeo, hackeo es entender exactamente cómo algo funciona, para generar un trigger, un cambio, o apretar el botón justo en el momento que se necesita, para que ocurra lo que necesitas.  Hackear se trata de tomar decisiones correctas. A diferencia del hackeo clickbait que promete prompts de ChatGPT que te darán un millón de dólares (LOL), esto se trata de cómo entender lo que pasa frente a ti, y generar las intervenciones apropiadas, para que no tengas que "robarme un prompt", sino que tú puedas crear el tuyo propio, capaz de darte consistentemente 50 luquitas al día.

(Algo lograble, realista, consistente y replicable)

"En conclusión" –como dice siempre ChatGPT– este atlas es de TODO, porque hablaremos de todo, de cómo todo se conecta desde lo macro, hasta lo micro, para que puedan ver a través del mundo y de las personas. Lo hago, porque es imperioso que puedas divertirte lo más posible en tu corta y prometedora vida, que es la única razón por la que estamos aquí.

Al final del día, el sistema es solo un conjunto de reglas creadas por humanos, igual de perdidos que nosotros. Y si ellos pudieron crear estas reglas, nosotros podemos encontrar formas creativas de navegarlas.



No te unas o excluyas del sistema; úsalo a tu favor

Mencioné cómo funciona mi cerebro, y eso en verdad aplica para todo en mi vida. Esto llega a tal punto, que no puedo ni podré jamás nunca identificarme con ideas de izquierda, ni de derecha.

(Creo que se fue todo al carajo ahora mismo)

Que esa simple afirmación haga que muchas veces tilden a alguien de, por ejemplo, fascista, es una de las razones de por qué hemos llegado a este estado de toxicidad social actual. La guerra ideológica es tan decadente, que lo primero que necesitamos para ver y activar cambios en nuestra vida, es dejar de caer en la trampa de la polarización que afecta nuestros tiempos.

El gran teatro de la política moderna

Cuando bando A y B discuten, ambos tienen razón en muchos puntos, aunque, como todo en la era clickbait, ambos escogen verdades a medias para proteger su visión sesgada de la realidad. ¿Generan soluciones? No hay soluciones. ¿Hay consensos? No hay consensos.

No nos sirve entonces.

El fenómeno es más profundo de lo que parece. Los neurocientíficos han descubierto que cuando defendemos una posición política, literalmente se activan las mismas zonas cerebrales que cuando nos atacan físicamente. Es como si nuestro cerebro interpretara el desacuerdo ideológico como una amenaza existencial.

Peter Wason demostró con su famoso puzzle lógico que incluso las personas más inteligentes fallan sistemáticamente cuando sus creencias están en juego. No es que seamos tontos; es que estamos programados para proteger nuestra identidad antes que buscar la verdad.

Hago esta aclaración, porque en muchos de nosotros hay una baby esperanza de que un gobierno determinado, de manera milagrosa, con sus reformas, sus impuestos o no impuestos, hará que las cosas cambien, para que estemos un poco mejor y la verdadera realidad, es que eso nunca, seas del bando que sea, va a pasar. La agravante es que nuestra vida es demasiado corta como para seguir esperando que alguien haga algo.

La crisis es global

Detengámonos a mirar el mundo con pausa, y el estado actual de cada país, observarlo. Analizar, pedir algunos datos y entenderlo, para sin mucho esfuerzo decir y admitir que: el desastre es a nivel global. En otro momento podemos hacer un resumen país a país, pero en todos lados se quejan de que el metro cuadrado está carísimo, la comida igual, la salud mental desplomándose, los jóvenes cada vez más frívolos y un largo etcétera.

Lo fascinante es que esta crisis tiene raíces biológicas profundas. Los estudios en la estación polar Neumayer III revelaron que el aislamiento social prolongado literalmente encoge partes del cerebro. La corteza prefrontal pierde volumen, los niveles de factor neurotrófico derivado del cerebro se desploman. No es solo que nos sintamos mal; nuestros cerebros se están reconfigurando físicamente.

Y aquí viene algo clave: la soledad aumenta el riesgo de mortalidad en un 83%. Es más letal que fumar. Mientras discutimos sobre impuestos, nuestros cerebros se están derritiendo por falta de conexión real.

Ahora bien, ¿cómo llegamos ahí? Llegamos ahí, porque ni Europa ni Estados Unidos (los dos ejes que más influyen en Latinoamérica) tienen las respuestas a las problemáticas que ya tenemos hoy en día. Peor aún, con el pasar del tiempo, se suman desde "desafíos" que "nadie" podía prever, como el desplome en la oferta de empleos que se avecina, hasta conflictos armados que no tienen idea cómo controlar, haciendo que la tensión solo aumente y aumente.

Tu vida es tu responsabilidad (y eso es hermoso)

Si bien, podrías escoger un rol pasivo en tu vida, esperando que quizás te ganes la lotería, conozcas a una pareja que te saque del vacío emocional, o que simplemente "algo pase", todo lo que pasa de aquí en adelante con nosotros mismos, es única y exclusiva responsabilidad de nosotros mismos.

Aquí es donde la ciencia se pone interesante. Los psicólogos positivos descubrieron algo contra intuitivo: la felicidad no sigue al éxito; es al revés. Las personas más felices reciben mejores evaluaciones, más apoyo social, y paradójicamente, más oportunidades. Es un loop virtuoso que empieza con tu estado mental, no con tu cuenta bancaria.

El neurocientífico Richard Davidson encontró que el mindfulness literalmente recablea tu cerebro. No es filosofía barata; son cambios estructurales medibles en circuitos neurales específicos. Tu cerebro es más plástico de lo que crees.

En un mundo completo en crisis, la forma de salvarte no es destruyendo el sistema, tampoco es infiltrarte para romperlo desde adentro. El mundo ya está lo suficientemente cagado, y camino al desplome, como para que tú o yo, con vidas extremadamente cortas, las desperdiciemos luchando contra qué: ¿el mundo entero?

Entendiendo el hackeo

El mundo deja de decepcionarnos, cuando no tenemos esperanzas puestas en él. Suena depresivo, pero es liberador. Es como cuando finalmente aceptas que el metro de Santiago jamás será puntual: dejas de sufrir y simplemente planificas con margen.

Los neurocientíficos que estudian el optimismo descubrieron algo fascinante: cuando las personas encuentran significado positivo en el sufrimiento, sus cerebros muestran patrones de ondas más diversos. Es como si el optimismo fuera una forma de hackear tu propia neurobiología.

No necesitas ir contra el sistema, tampoco necesitas unirte a él. Lo único que requieres es saber cómo funciona en sus distintas dimensiones, así incluso empatizarás con él, porque no solo verás, sino que sentirás sus problemas (heridas). Ver a través de las fachadas te permite darle una vuelta de tuerca, hackear tu relación con el sistema, porque respetando todas sus reglas, eres capaz de utilizarlas a tu favor.

La cosa es que nuestros cerebros están diseñados para la cooperación, no el conflicto. Los estudios con murciélagos muestran que cuando se comunican, sus neuronas literalmente se sincronizan. Entran en la misma frecuencia, como una radio cósmica de mamíferos voladores.

Las herramientas del nuevo jugador

Mi misión entonces es entregarles todas las herramientas y conocimientos, para no solo ver los problemas, sino que también imaginar y crear y ejecutar soluciones radicales, para que tengas la libertad de decidir qué es lo que ocupa tu tiempo y mente, y no seas un NPC más, que anda por la vida siendo un producto más de las decisiones de terceros.

Para lograrlo, necesitamos:

Recuperar tu energía física (Bio Hacking) - Andrew Huberman y su equipo han mapeado protocolos específicos basados en neurociencia que pueden transformar tu rendimiento.

Descubrir lo que verdaderamente eres y amas (Self Growth Hacking) - Resulta que hasta los lagartos barbudos pueden aprender por imitación social. Si un reptil puede evolucionar socialmente, imagínate lo que puedes hacer tú con un córtex prefrontal completo.

Transformar el mundo desde esa pasión (Growth Hacking) - Los proyectos más exitosos de economía social demuestran que cuando pones a las personas antes que el dinero, paradójicamente, el dinero fluye. Es como si el universo recompensara la autenticidad.

Hacer que todo aquello que te roba tiempo, se haga solo (Life Hacking), porque tu tiempo es literalmente lo único que tienes. Todo lo demás es prestado.

De manera complementaria, compartiré con ustedes un glosario con todos los conceptos técnicos que no puedes no saber hoy en día, les ayudaré a ampliar su perspectiva de la actualidad (contextos), compartiré algunas herramientas digitales que aceleran dramáticamente el trabajo creativo y la colaboración.

La Matrix tiene bugs, y eso es genial

Para ser responsable, es importante mencionar todo lo que se aleja totalmente de esta guía de hackeo, ya que el concepto de Matrix está demasiado manoseado, por gente que aparentemente no entendió nada de esa película.

No se trata de ser un rebelde incomprendido, sino más bien de entender el juego lo suficientemente bien como para jugarlo con tus propias reglas, dentro de las reglas.

En el diccionario de hackeo, hackeo es entender exactamente cómo algo funciona, para generar un trigger, un cambio, o apretar el botón justo en el momento que se necesita, para que ocurra lo que necesitas.  Hackear se trata de tomar decisiones correctas. A diferencia del hackeo clickbait que promete prompts de ChatGPT que te darán un millón de dólares (LOL), esto se trata de cómo entender lo que pasa frente a ti, y generar las intervenciones apropiadas, para que no tengas que "robarme un prompt", sino que tú puedas crear el tuyo propio, capaz de darte consistentemente 50 luquitas al día.

(Algo lograble, realista, consistente y replicable)

"En conclusión" –como dice siempre ChatGPT– este atlas es de TODO, porque hablaremos de todo, de cómo todo se conecta desde lo macro, hasta lo micro, para que puedan ver a través del mundo y de las personas. Lo hago, porque es imperioso que puedas divertirte lo más posible en tu corta y prometedora vida, que es la única razón por la que estamos aquí.

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