Agu Care
El amigo doctor que siempre cuida
El amigo doctor que siempre cuida


Contexto
Contexto
El sistema de salud chileno mostraba síntomas preocupantes. El 40% de las consultas de urgencia no correspondían realmente a urgencias, mientras que el 97% de los médicos utilizaba WhatsApp para atender pacientes. En este escenario fragmentado, I-Rys llegó a REAL con una propuesta aparentemente clara: crear una plataforma de telemedicina que permitiera consultas remotas mediante texto, audio y fotos.
La startup tenía la tecnología y la visión de eficiencia, pero enfrentaba un obstáculo invisible. En un mercado donde todas las aplicaciones de salud hablaban de "reinventar el diagnóstico" y "transformar con tecnología", I-Rys necesitaba algo más profundo que una simple digitalización de consultas médicas. El desafío real no era técnico: era recuperar la confianza perdida en un sistema que había convertido el cuidado de la salud en un trámite frío y deshumanizado.
El sistema de salud chileno mostraba síntomas preocupantes. El 40% de las consultas de urgencia no correspondían realmente a urgencias, mientras que el 97% de los médicos utilizaba WhatsApp para atender pacientes. En este escenario fragmentado, I-Rys llegó a REAL con una propuesta aparentemente clara: crear una plataforma de telemedicina que permitiera consultas remotas mediante texto, audio y fotos.
La startup tenía la tecnología y la visión de eficiencia, pero enfrentaba un obstáculo invisible. En un mercado donde todas las aplicaciones de salud hablaban de "reinventar el diagnóstico" y "transformar con tecnología", I-Rys necesitaba algo más profundo que una simple digitalización de consultas médicas. El desafío real no era técnico: era recuperar la confianza perdida en un sistema que había convertido el cuidado de la salud en un trámite frío y deshumanizado.
El sistema de salud chileno mostraba síntomas preocupantes. El 40% de las consultas de urgencia no correspondían realmente a urgencias, mientras que el 97% de los médicos utilizaba WhatsApp para atender pacientes. En este escenario fragmentado, I-Rys llegó a REAL con una propuesta aparentemente clara: crear una plataforma de telemedicina que permitiera consultas remotas mediante texto, audio y fotos.
La startup tenía la tecnología y la visión de eficiencia, pero enfrentaba un obstáculo invisible. En un mercado donde todas las aplicaciones de salud hablaban de "reinventar el diagnóstico" y "transformar con tecnología", I-Rys necesitaba algo más profundo que una simple digitalización de consultas médicas. El desafío real no era técnico: era recuperar la confianza perdida en un sistema que había convertido el cuidado de la salud en un trámite frío y deshumanizado.
Durante las sesiones de mapeo de irrupción, descubrimos una cultura de trabajo profundamente altruista, con un espíritu colaborativo y una cultura profundamente comprometida con el bienestar de otros.
Esta personalidad colectiva reveló algo fundamental: el problema no estaba en la falta de acceso a servicios médicos, sino en la pérdida de la intimidad y humanidad en la relación médico-paciente. Las personas ya no querían ser tratadas como números en una fila, como "otro peón" en el sistema. Necesitaban recuperar esa conexión humana que existía con el doctor de cabecera que te acompañaba toda la vida.
El momento revelador llegó cuando el equipo expresó su verdadero objetivo. "No vendemos servicios de salud. Invitamos a tener una relación íntima y personal, desde la amabilidad y la experiencia." Era una declaración revolucionaria en una industria obsesionada con la eficiencia tecnológica.
Durante las sesiones de mapeo de irrupción, descubrimos una cultura de trabajo profundamente altruista, con un espíritu colaborativo y una cultura profundamente comprometida con el bienestar de otros.
Esta personalidad colectiva reveló algo fundamental: el problema no estaba en la falta de acceso a servicios médicos, sino en la pérdida de la intimidad y humanidad en la relación médico-paciente. Las personas ya no querían ser tratadas como números en una fila, como "otro peón" en el sistema. Necesitaban recuperar esa conexión humana que existía con el doctor de cabecera que te acompañaba toda la vida.
El momento revelador llegó cuando el equipo expresó su verdadero objetivo. "No vendemos servicios de salud. Invitamos a tener una relación íntima y personal, desde la amabilidad y la experiencia." Era una declaración revolucionaria en una industria obsesionada con la eficiencia tecnológica.
Durante las sesiones de mapeo de irrupción, descubrimos una cultura de trabajo profundamente altruista, con un espíritu colaborativo y una cultura profundamente comprometida con el bienestar de otros.
Esta personalidad colectiva reveló algo fundamental: el problema no estaba en la falta de acceso a servicios médicos, sino en la pérdida de la intimidad y humanidad en la relación médico-paciente. Las personas ya no querían ser tratadas como números en una fila, como "otro peón" en el sistema. Necesitaban recuperar esa conexión humana que existía con el doctor de cabecera que te acompañaba toda la vida.
El momento revelador llegó cuando el equipo expresó su verdadero objetivo. "No vendemos servicios de salud. Invitamos a tener una relación íntima y personal, desde la amabilidad y la experiencia." Era una declaración revolucionaria en una industria obsesionada con la eficiencia tecnológica.
Brief
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Irrumpe
De este descubrimiento nació una nueva promesa de marca: democratizar la salud de manera eficiente y humana. Pero la transformación más radical fue el cambio de nombre. I-Rys se convirtió en Agu.care, inspirado en Agustín, el nombre más popular en Chile durante cinco años consecutivos. Un nombre familiar, cercano, que podía convertirse en el diminutivo universal "Agu".
La personalidad de marca se definió como "el amigo doctor que todos necesitamos cerca, ojalá en nuestro grupo de amigos." Esta no era solo una estrategia de comunicación; era el reflejo auténtico de la cultura del equipo descubierta en las sesiones de Irrumpe.
De este descubrimiento nació una nueva promesa de marca: democratizar la salud de manera eficiente y humana. Pero la transformación más radical fue el cambio de nombre. I-Rys se convirtió en Agu.care, inspirado en Agustín, el nombre más popular en Chile durante cinco años consecutivos. Un nombre familiar, cercano, que podía convertirse en el diminutivo universal "Agu".
La personalidad de marca se definió como "el amigo doctor que todos necesitamos cerca, ojalá en nuestro grupo de amigos." Esta no era solo una estrategia de comunicación; era el reflejo auténtico de la cultura del equipo descubierta en las sesiones de Irrumpe.
De este descubrimiento nació una nueva promesa de marca: democratizar la salud de manera eficiente y humana. Pero la transformación más radical fue el cambio de nombre. I-Rys se convirtió en Agu.care, inspirado en Agustín, el nombre más popular en Chile durante cinco años consecutivos. Un nombre familiar, cercano, que podía convertirse en el diminutivo universal "Agu".
La personalidad de marca se definió como "el amigo doctor que todos necesitamos cerca, ojalá en nuestro grupo de amigos." Esta no era solo una estrategia de comunicación; era el reflejo auténtico de la cultura del equipo descubierta en las sesiones de Irrumpe.
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