Por qué tendremos que biohackearte

Biohacking. La palabra evoca imágenes de millonarios inyectándose células madre, durmiendo en cámaras hiperbáricas y tragando 150 pastillas al día mientras monitorean cada métrica corporal imaginable. Para Silicon Valley y sus discípulos, biohackear significa convertir el cuerpo en un proyecto de optimización perpetua, una máquina que debe ser constantemente actualizada con la última tecnología y los suplementos más caros.

Pero acá vamos a hablar de otro biohacking. Uno que reconoce que la mayor parte de las depresiones y estados de alteración mental son simplemente por no darle a nuestro organismo aquello que necesita. Un biohacking que entiende que no necesitas gastar fortunas para sentirte bien, porque tu cuerpo ya sabe qué hacer si le das las condiciones básicas. Un biohacking para gente real, con trabajos reales y presupuestos reales, que busca recuperar las capacidades humanas que el mundo moderno nos arrebató.

En el Antropoceno la normalización de estados como el cansancio crónico, el estrés perpetuo y la insatisfacción vital representa una contradicción fundamental con nuestra naturaleza biológica. Hemos construido una civilización que celebra el burnout como medalla de honor y trata el agotamiento como precio inevitable del éxito.

¿Te suena familiar esto? Despiertas cansado, te arrastras al trabajo, sobrevives a base de cafeína, llegas a casa destruido, te pegas en Netflix hasta la madrugada, duermes mal y repites. Y cuando alguien te pregunta cómo estás, respondes "bien, normal". Eso es una distopía biológica que hemos aceptado colectivamente.

Esta crisis trasciende fronteras sociales, económicas y culturales. El CEO de una multinacional y el repartidor de delivery comparten los mismos síntomas de desconexión biológica. La diferencia radica en el presupuesto para disimularlo, pero el vacío existencial es el mismo.

La estafa piramidal del bienestar

El mercado global del biohacking superó los quince mil millones de dólares en 2023, vendiendo desde anillos que "optimizan tu sueño" por 300 dólares hasta protocolos de longevidad que cuestan más que un auto. Las corrientes tecnoutópicas buscan crear "superhumanos" a través de dispositivos y suplementos avanzados, convirtiendo la salud en un producto de lujo.

Los gurús del wellness te venden la idea de que necesitas:

  • Análisis genéticos de 5000 dólares para saber qué comer

  • 47 suplementos diferentes tomados en horarios específicos

  • Dispositivos de biofeedback que cuestan un sueldo mínimo

  • Retiros espirituales con ayahuasca en Costa Rica

  • Terapias con células madre en clínicas suizas

Todo esto mientras ignoran el dato fundamental: nuestros cuerpos siguen siendo fundamentalmente los mismos mamíferos que evolucionaron hace aproximadamente 120 000 años. Tu genética espera sol, movimiento, comida real y conexión humana. Todo lo demás es ruido y marketing.

Hay un bucle infernal en tu vida

La inflamación crónica emerge como el hilo conductor común que vincula la mayoría de las patologías contemporáneas. Estamos hablando de un estado de guerra civil permanente en tu organismo que afecta todo: desde tu capacidad de concentración hasta tu estado de ánimo.

Los mediadores inflamatorios pueden alterar la neurotransmisión, generando conductas de enfermedad que incluyen fatiga, cambios en la motivación y aislamiento social. Traducción: esa versión irritable, desmotivada y antisocial que crees que es tu personalidad, puede ser simplemente tu biología gritando auxilio.

Lo más perturbador es que coleccionar enfermedades después de los 30 se ha convertido en la nueva normalidad. Gastritis, colon irritable, migrañas, insomnio, ansiedad, resistencia a la insulina, hipotiroidismo sub clínico... La lista crece cada año y lo normalizamos como "cosas de la edad".

Los medios, en su infinita búsqueda de clics, han reducido todo el debate de salud a una cuestión de peso. Esta simplificación criminal ignora que puedes tener un IMC "perfecto" y estar metabólicamente destruido por dentro.

La génesis de esa inflamación, es la falta de nutrientes y el exceso de compuestos inflamatorios en la canasta básica. Un flaco alimentado con ultraprocesados puede tener peores marcadores de salud que alguien con sobrepeso que come comida real.

La industrialización del sistema alimentario ha creado una paradoja: vivimos en una época de abundancia calórica pero escasez nutricional. Tenemos acceso ilimitado a "productos comestibles" diseñados en laboratorios para maximizar la adicción y minimizar el costo, mientras nuestras células mueren de hambre en medio de la abundancia.

El negocio de mantenerte enfermo

Aquí viene la conspiración que sí es real: pareciese que a nadie le convenga que estés san@. Una persona sana no compra antidepresivos, no necesita metformina, no paga consultas semanales al psiquiatra, no consume contenido sobre "cómo mejorar tu vida". No paga un plan de salud de 400 lucas por preexistencias.

La industria farmacéutica global factura más de 1.4 trillones de dólares anuales, y su modelo de negocio depende de pacientes crónicos, no de personas curadas. Por eso te venden la pastilla para el síntoma mientras ignoran la causa.

Los influencers del biohacking son la versión millennial del mismo engaño. Te prometen optimización mientras te mantienen en un ciclo infinito de compra: el nuevo suplemento, el último gadget, el protocolo revolucionario. Siempre hay algo más que comprar, algo más que optimizar, algo más que hackear.

CACA

El concepto de "escuchar al cuerpo" trasciende la metáfora para convertirse en una práctica científicamente fundamentada. Tu organismo tiene millones de años de evolución respaldándolo. Cada célula contiene sabiduría ancestral sobre cómo funcionar óptimamente.

El problema es que hemos creado un ambiente tan artificial que las señales se perdieron en el ruido. Entre las luces artificiales, la comida industrial y el estrés crónico, tu cuerpo grita, pero no lo escuchas. Prefieres confiar en la app que en tus propias sensaciones.

Quienes han experimentado un reset biológico exitoso reportan la sensación de "ser auténticamente ellos mismos por primera vez". Imagina descubrir que la persona malhumorada, cansada y desmotivada que creías ser era solo el resultado de años de inflamación y desconexión biológica.

Encontremos tu movimiento

Cuando hablamos de ejercicio, la industria del fitness te vende la idea de que necesitas sufrir en un box de CrossFit o azotarte la espalda corriendo maratones para estar sano. La realidad es que los patrones de movimiento natural como caminar, trepar y cargar peso son los que tu cuerpo realmente entiende.

La clave está en encontrar TU deporte, esa actividad que te hace perder la noción del tiempo, que no se siente como obligación, sino como juego. Puede ser bailar, hacer artes marciales, escalar, nadar, o simplemente caminar por el cerro. Tu cuerpo está diseñado para moverse con alegría, no con sufrimiento. Si a eso le sumas sociabilizar con gente que se divierte igual que tú (y que si va consistentemente puede que tenga un espíritu de superación bastante hot), no existen glow ups en la vida si es que no pasas por esta etapa.

En un mundo donde conseguir comida real se ha convertido en un acto de rebeldía, cada decisión consciente es un acto político. Cada vez que eliges sol sobre pantallas, movimiento sobre sedentarismo, conexión sobre aislamiento, estás hackeando un sistema articulado para mantenerte como consumidor pasivo.

El biohacking más efectivo es aquel que abraza la simplicidad biológica por encima de la complejidad tecnológica. Los principios fundamentales que necesitas dominar son tan antiguos como efectivos, y lo mejor de todo: son gratis.

Lo que viene

Este enfoque nos invita a reconocer que la verdadera revolución en salud no vendrá de tecnologías sofisticadas, sino de recordar cómo vivir en armonía con nuestra naturaleza.

En los siguientes episodios de la guía de TODO, exploraremos cómo ejecutar ese reset biológico sin gastar una fortuna. Hablaremos de estrategias concretas para navegar un mundo diseñado para enfermarte. Descubriremos por qué lo que consideras tu personalidad podría ser solo inflamación disfrazada.

Porque en el Antropoceno, donde todo parece conspirar contra tu biología, la intervención más radical es recuperar nuestra propia humanidad biológica. Y eso, amigos, no requiere millones ni gurús ni tecnología de punta. Tu yo físico ya tiene 120 000 años de experiencia en mantenerte vivo y próspero. Tal vez sea hora de dejarlo hacer su trabajo.

Por qué tendremos que biohackearte

Biohacking. La palabra evoca imágenes de millonarios inyectándose células madre, durmiendo en cámaras hiperbáricas y tragando 150 pastillas al día mientras monitorean cada métrica corporal imaginable. Para Silicon Valley y sus discípulos, biohackear significa convertir el cuerpo en un proyecto de optimización perpetua, una máquina que debe ser constantemente actualizada con la última tecnología y los suplementos más caros.

Pero acá vamos a hablar de otro biohacking. Uno que reconoce que la mayor parte de las depresiones y estados de alteración mental son simplemente por no darle a nuestro organismo aquello que necesita. Un biohacking que entiende que no necesitas gastar fortunas para sentirte bien, porque tu cuerpo ya sabe qué hacer si le das las condiciones básicas. Un biohacking para gente real, con trabajos reales y presupuestos reales, que busca recuperar las capacidades humanas que el mundo moderno nos arrebató.

En el Antropoceno la normalización de estados como el cansancio crónico, el estrés perpetuo y la insatisfacción vital representa una contradicción fundamental con nuestra naturaleza biológica. Hemos construido una civilización que celebra el burnout como medalla de honor y trata el agotamiento como precio inevitable del éxito.

¿Te suena familiar esto? Despiertas cansado, te arrastras al trabajo, sobrevives a base de cafeína, llegas a casa destruido, te pegas en Netflix hasta la madrugada, duermes mal y repites. Y cuando alguien te pregunta cómo estás, respondes "bien, normal". Eso es una distopía biológica que hemos aceptado colectivamente.

Esta crisis trasciende fronteras sociales, económicas y culturales. El CEO de una multinacional y el repartidor de delivery comparten los mismos síntomas de desconexión biológica. La diferencia radica en el presupuesto para disimularlo, pero el vacío existencial es el mismo.

La estafa piramidal del bienestar

El mercado global del biohacking superó los quince mil millones de dólares en 2023, vendiendo desde anillos que "optimizan tu sueño" por 300 dólares hasta protocolos de longevidad que cuestan más que un auto. Las corrientes tecnoutópicas buscan crear "superhumanos" a través de dispositivos y suplementos avanzados, convirtiendo la salud en un producto de lujo.

Los gurús del wellness te venden la idea de que necesitas:

  • Análisis genéticos de 5000 dólares para saber qué comer

  • 47 suplementos diferentes tomados en horarios específicos

  • Dispositivos de biofeedback que cuestan un sueldo mínimo

  • Retiros espirituales con ayahuasca en Costa Rica

  • Terapias con células madre en clínicas suizas

Todo esto mientras ignoran el dato fundamental: nuestros cuerpos siguen siendo fundamentalmente los mismos mamíferos que evolucionaron hace aproximadamente 120 000 años. Tu genética espera sol, movimiento, comida real y conexión humana. Todo lo demás es ruido y marketing.

Hay un bucle infernal en tu vida

La inflamación crónica emerge como el hilo conductor común que vincula la mayoría de las patologías contemporáneas. Estamos hablando de un estado de guerra civil permanente en tu organismo que afecta todo: desde tu capacidad de concentración hasta tu estado de ánimo.

Los mediadores inflamatorios pueden alterar la neurotransmisión, generando conductas de enfermedad que incluyen fatiga, cambios en la motivación y aislamiento social. Traducción: esa versión irritable, desmotivada y antisocial que crees que es tu personalidad, puede ser simplemente tu biología gritando auxilio.

Lo más perturbador es que coleccionar enfermedades después de los 30 se ha convertido en la nueva normalidad. Gastritis, colon irritable, migrañas, insomnio, ansiedad, resistencia a la insulina, hipotiroidismo sub clínico... La lista crece cada año y lo normalizamos como "cosas de la edad".

Los medios, en su infinita búsqueda de clics, han reducido todo el debate de salud a una cuestión de peso. Esta simplificación criminal ignora que puedes tener un IMC "perfecto" y estar metabólicamente destruido por dentro.

La génesis de esa inflamación, es la falta de nutrientes y el exceso de compuestos inflamatorios en la canasta básica. Un flaco alimentado con ultraprocesados puede tener peores marcadores de salud que alguien con sobrepeso que come comida real.

La industrialización del sistema alimentario ha creado una paradoja: vivimos en una época de abundancia calórica pero escasez nutricional. Tenemos acceso ilimitado a "productos comestibles" diseñados en laboratorios para maximizar la adicción y minimizar el costo, mientras nuestras células mueren de hambre en medio de la abundancia.

El negocio de mantenerte enfermo

Aquí viene la conspiración que sí es real: pareciese que a nadie le convenga que estés san@. Una persona sana no compra antidepresivos, no necesita metformina, no paga consultas semanales al psiquiatra, no consume contenido sobre "cómo mejorar tu vida". No paga un plan de salud de 400 lucas por preexistencias.

La industria farmacéutica global factura más de 1.4 trillones de dólares anuales, y su modelo de negocio depende de pacientes crónicos, no de personas curadas. Por eso te venden la pastilla para el síntoma mientras ignoran la causa.

Los influencers del biohacking son la versión millennial del mismo engaño. Te prometen optimización mientras te mantienen en un ciclo infinito de compra: el nuevo suplemento, el último gadget, el protocolo revolucionario. Siempre hay algo más que comprar, algo más que optimizar, algo más que hackear.

CACA

El concepto de "escuchar al cuerpo" trasciende la metáfora para convertirse en una práctica científicamente fundamentada. Tu organismo tiene millones de años de evolución respaldándolo. Cada célula contiene sabiduría ancestral sobre cómo funcionar óptimamente.

El problema es que hemos creado un ambiente tan artificial que las señales se perdieron en el ruido. Entre las luces artificiales, la comida industrial y el estrés crónico, tu cuerpo grita, pero no lo escuchas. Prefieres confiar en la app que en tus propias sensaciones.

Quienes han experimentado un reset biológico exitoso reportan la sensación de "ser auténticamente ellos mismos por primera vez". Imagina descubrir que la persona malhumorada, cansada y desmotivada que creías ser era solo el resultado de años de inflamación y desconexión biológica.

Encontremos tu movimiento

Cuando hablamos de ejercicio, la industria del fitness te vende la idea de que necesitas sufrir en un box de CrossFit o azotarte la espalda corriendo maratones para estar sano. La realidad es que los patrones de movimiento natural como caminar, trepar y cargar peso son los que tu cuerpo realmente entiende.

La clave está en encontrar TU deporte, esa actividad que te hace perder la noción del tiempo, que no se siente como obligación, sino como juego. Puede ser bailar, hacer artes marciales, escalar, nadar, o simplemente caminar por el cerro. Tu cuerpo está diseñado para moverse con alegría, no con sufrimiento. Si a eso le sumas sociabilizar con gente que se divierte igual que tú (y que si va consistentemente puede que tenga un espíritu de superación bastante hot), no existen glow ups en la vida si es que no pasas por esta etapa.

En un mundo donde conseguir comida real se ha convertido en un acto de rebeldía, cada decisión consciente es un acto político. Cada vez que eliges sol sobre pantallas, movimiento sobre sedentarismo, conexión sobre aislamiento, estás hackeando un sistema articulado para mantenerte como consumidor pasivo.

El biohacking más efectivo es aquel que abraza la simplicidad biológica por encima de la complejidad tecnológica. Los principios fundamentales que necesitas dominar son tan antiguos como efectivos, y lo mejor de todo: son gratis.

Lo que viene

Este enfoque nos invita a reconocer que la verdadera revolución en salud no vendrá de tecnologías sofisticadas, sino de recordar cómo vivir en armonía con nuestra naturaleza.

En los siguientes episodios de la guía de TODO, exploraremos cómo ejecutar ese reset biológico sin gastar una fortuna. Hablaremos de estrategias concretas para navegar un mundo diseñado para enfermarte. Descubriremos por qué lo que consideras tu personalidad podría ser solo inflamación disfrazada.

Porque en el Antropoceno, donde todo parece conspirar contra tu biología, la intervención más radical es recuperar nuestra propia humanidad biológica. Y eso, amigos, no requiere millones ni gurús ni tecnología de punta. Tu yo físico ya tiene 120 000 años de experiencia en mantenerte vivo y próspero. Tal vez sea hora de dejarlo hacer su trabajo.

Por qué tendremos que biohackearte

Biohacking. La palabra evoca imágenes de millonarios inyectándose células madre, durmiendo en cámaras hiperbáricas y tragando 150 pastillas al día mientras monitorean cada métrica corporal imaginable. Para Silicon Valley y sus discípulos, biohackear significa convertir el cuerpo en un proyecto de optimización perpetua, una máquina que debe ser constantemente actualizada con la última tecnología y los suplementos más caros.

Pero acá vamos a hablar de otro biohacking. Uno que reconoce que la mayor parte de las depresiones y estados de alteración mental son simplemente por no darle a nuestro organismo aquello que necesita. Un biohacking que entiende que no necesitas gastar fortunas para sentirte bien, porque tu cuerpo ya sabe qué hacer si le das las condiciones básicas. Un biohacking para gente real, con trabajos reales y presupuestos reales, que busca recuperar las capacidades humanas que el mundo moderno nos arrebató.

En el Antropoceno la normalización de estados como el cansancio crónico, el estrés perpetuo y la insatisfacción vital representa una contradicción fundamental con nuestra naturaleza biológica. Hemos construido una civilización que celebra el burnout como medalla de honor y trata el agotamiento como precio inevitable del éxito.

¿Te suena familiar esto? Despiertas cansado, te arrastras al trabajo, sobrevives a base de cafeína, llegas a casa destruido, te pegas en Netflix hasta la madrugada, duermes mal y repites. Y cuando alguien te pregunta cómo estás, respondes "bien, normal". Eso es una distopía biológica que hemos aceptado colectivamente.

Esta crisis trasciende fronteras sociales, económicas y culturales. El CEO de una multinacional y el repartidor de delivery comparten los mismos síntomas de desconexión biológica. La diferencia radica en el presupuesto para disimularlo, pero el vacío existencial es el mismo.

La estafa piramidal del bienestar

El mercado global del biohacking superó los quince mil millones de dólares en 2023, vendiendo desde anillos que "optimizan tu sueño" por 300 dólares hasta protocolos de longevidad que cuestan más que un auto. Las corrientes tecnoutópicas buscan crear "superhumanos" a través de dispositivos y suplementos avanzados, convirtiendo la salud en un producto de lujo.

Los gurús del wellness te venden la idea de que necesitas:

  • Análisis genéticos de 5000 dólares para saber qué comer

  • 47 suplementos diferentes tomados en horarios específicos

  • Dispositivos de biofeedback que cuestan un sueldo mínimo

  • Retiros espirituales con ayahuasca en Costa Rica

  • Terapias con células madre en clínicas suizas

Todo esto mientras ignoran el dato fundamental: nuestros cuerpos siguen siendo fundamentalmente los mismos mamíferos que evolucionaron hace aproximadamente 120 000 años. Tu genética espera sol, movimiento, comida real y conexión humana. Todo lo demás es ruido y marketing.

Hay un bucle infernal en tu vida

La inflamación crónica emerge como el hilo conductor común que vincula la mayoría de las patologías contemporáneas. Estamos hablando de un estado de guerra civil permanente en tu organismo que afecta todo: desde tu capacidad de concentración hasta tu estado de ánimo.

Los mediadores inflamatorios pueden alterar la neurotransmisión, generando conductas de enfermedad que incluyen fatiga, cambios en la motivación y aislamiento social. Traducción: esa versión irritable, desmotivada y antisocial que crees que es tu personalidad, puede ser simplemente tu biología gritando auxilio.

Lo más perturbador es que coleccionar enfermedades después de los 30 se ha convertido en la nueva normalidad. Gastritis, colon irritable, migrañas, insomnio, ansiedad, resistencia a la insulina, hipotiroidismo sub clínico... La lista crece cada año y lo normalizamos como "cosas de la edad".

Los medios, en su infinita búsqueda de clics, han reducido todo el debate de salud a una cuestión de peso. Esta simplificación criminal ignora que puedes tener un IMC "perfecto" y estar metabólicamente destruido por dentro.

La génesis de esa inflamación, es la falta de nutrientes y el exceso de compuestos inflamatorios en la canasta básica. Un flaco alimentado con ultraprocesados puede tener peores marcadores de salud que alguien con sobrepeso que come comida real.

La industrialización del sistema alimentario ha creado una paradoja: vivimos en una época de abundancia calórica pero escasez nutricional. Tenemos acceso ilimitado a "productos comestibles" diseñados en laboratorios para maximizar la adicción y minimizar el costo, mientras nuestras células mueren de hambre en medio de la abundancia.

El negocio de mantenerte enfermo

Aquí viene la conspiración que sí es real: pareciese que a nadie le convenga que estés san@. Una persona sana no compra antidepresivos, no necesita metformina, no paga consultas semanales al psiquiatra, no consume contenido sobre "cómo mejorar tu vida". No paga un plan de salud de 400 lucas por preexistencias.

La industria farmacéutica global factura más de 1.4 trillones de dólares anuales, y su modelo de negocio depende de pacientes crónicos, no de personas curadas. Por eso te venden la pastilla para el síntoma mientras ignoran la causa.

Los influencers del biohacking son la versión millennial del mismo engaño. Te prometen optimización mientras te mantienen en un ciclo infinito de compra: el nuevo suplemento, el último gadget, el protocolo revolucionario. Siempre hay algo más que comprar, algo más que optimizar, algo más que hackear.

CACA

El concepto de "escuchar al cuerpo" trasciende la metáfora para convertirse en una práctica científicamente fundamentada. Tu organismo tiene millones de años de evolución respaldándolo. Cada célula contiene sabiduría ancestral sobre cómo funcionar óptimamente.

El problema es que hemos creado un ambiente tan artificial que las señales se perdieron en el ruido. Entre las luces artificiales, la comida industrial y el estrés crónico, tu cuerpo grita, pero no lo escuchas. Prefieres confiar en la app que en tus propias sensaciones.

Quienes han experimentado un reset biológico exitoso reportan la sensación de "ser auténticamente ellos mismos por primera vez". Imagina descubrir que la persona malhumorada, cansada y desmotivada que creías ser era solo el resultado de años de inflamación y desconexión biológica.

Encontremos tu movimiento

Cuando hablamos de ejercicio, la industria del fitness te vende la idea de que necesitas sufrir en un box de CrossFit o azotarte la espalda corriendo maratones para estar sano. La realidad es que los patrones de movimiento natural como caminar, trepar y cargar peso son los que tu cuerpo realmente entiende.

La clave está en encontrar TU deporte, esa actividad que te hace perder la noción del tiempo, que no se siente como obligación, sino como juego. Puede ser bailar, hacer artes marciales, escalar, nadar, o simplemente caminar por el cerro. Tu cuerpo está diseñado para moverse con alegría, no con sufrimiento. Si a eso le sumas sociabilizar con gente que se divierte igual que tú (y que si va consistentemente puede que tenga un espíritu de superación bastante hot), no existen glow ups en la vida si es que no pasas por esta etapa.

En un mundo donde conseguir comida real se ha convertido en un acto de rebeldía, cada decisión consciente es un acto político. Cada vez que eliges sol sobre pantallas, movimiento sobre sedentarismo, conexión sobre aislamiento, estás hackeando un sistema articulado para mantenerte como consumidor pasivo.

El biohacking más efectivo es aquel que abraza la simplicidad biológica por encima de la complejidad tecnológica. Los principios fundamentales que necesitas dominar son tan antiguos como efectivos, y lo mejor de todo: son gratis.

Lo que viene

Este enfoque nos invita a reconocer que la verdadera revolución en salud no vendrá de tecnologías sofisticadas, sino de recordar cómo vivir en armonía con nuestra naturaleza.

En los siguientes episodios de la guía de TODO, exploraremos cómo ejecutar ese reset biológico sin gastar una fortuna. Hablaremos de estrategias concretas para navegar un mundo diseñado para enfermarte. Descubriremos por qué lo que consideras tu personalidad podría ser solo inflamación disfrazada.

Porque en el Antropoceno, donde todo parece conspirar contra tu biología, la intervención más radical es recuperar nuestra propia humanidad biológica. Y eso, amigos, no requiere millones ni gurús ni tecnología de punta. Tu yo físico ya tiene 120 000 años de experiencia en mantenerte vivo y próspero. Tal vez sea hora de dejarlo hacer su trabajo.

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