Partimos este capítulo de biohacking hablando de un loop. Este es un loop de la muerte, en el que  nuestro organismo, por producir excesivamente cortisol,  comienza a inflamarse y generar problemas multisistémicos, que afectan incluso a nuestro cerebro, provocando una desconexión de sí mismo progresivamente.

También mencionamos al vuelo, que ese loop puede frenarse con algo muy simple: deporte.

Sé que esta solución puede resultar obvia e impopular, pero por eso el objetivo de este episodio, más que decirte move your ass, es simplemente compartir contigo algunos factos y datos. Lo que hagas tú con eso, es en realidad responsabilidad tuya.

Hasta el año 2010, el 80% de los chilenos no hacía NADA de ejercicio.  Eso significa un 80% de las personas, andan ahí por la vida, estresados, inflamados y desconectados, volviéndose personas propensas a tomar muy malas decisiones.

La industria del fitness lo sabe y por eso te bombardea con promesas imposibles: abdominales en 30 días, transformaciones extremas, cuerpos de Instagram que requieren cirugías, filtros y una dedicación que roza lo psicopático. 

La mentira más grande que compramos

Nos han hecho creer que necesitamos una membresía de gimnasio, suplementos importados, ropa deportiva, aesthetic y dos horas diarias para "estar fit". Esto es mierda. 

Nos han hecho creer, también, que el objetivo por el cual debes hacer deporte, es para lograr un anhelado cambio físico. Eso es un pedazo de sorete pegado en tu zapato

Nos han hecho creer, que una secuencia de entrenamiento que dura 20 minutos en la película (o traducido a la vida real: 2 sesiones de entrenamiento) para convertirnos en otra persona. Esta es caca seca. 

Todos estos drivers son una basura, porque todos apelan a ilusiones. Todos juegan con una fantasía, que estás a 3 cuotas (precio contado) de tu próximo yo. 

La realidad más realidad, es que para hacer el 99% de los deportes que van a limpiarte del cortisol, no necesitas más que ropa que no te apriete, y tu propia humanidad. Los cambios físicos no funcionan como un fin en sí mismo, porque si se trata de salud, no existe el cambio físico en tiempo récord. El cambio físico, verdadero, se demora como 5 años. Es un asunto de consistencia y constancia.

Lamentablemente, ni tú, ni yo, ni nadie es especial. La vida real no es como la secuencia de acción de tu peli de acción favorita, donde tras entrenar unas semanas, tu cuerpo, vida y todo dará un giro. 

Ternura.

Para lograr hacer deporte, de manera tal que impacte en tu vida, lo que necesitas es algo mucho más simple y a la vez más complejo: encontrar una forma de moverte que disfrutes, que te haga pasarlo bien.

Los estudios de psicología deportiva demuestran que el predictor más poderoso de adherencia al ejercicio es el disfrute. El fucking disfrute, weón. Imagínate la simpleza.

Pero el algoritmo te convence de que el ejercicio tiene que doler, que tienes que sufrir, que "no pain no gain" y toda esa basura importada. Resultado: millones de personas traumatizadas con el deporte desde el colegio, cuando algún profe sádico los humilló en educación física.

El deporte debe costar, porque es un ejercicio, pero nunca debe convertirse en una tortura, porque tarde o temprano terminarás con lesiones.

Las personas que entrenan con amigos tienen 65% más probabilidades de mantener su rutina a largo plazo. Por eso los crossfiteros son tan insoportables, pero tan consistentes: encontraron su tribu. El apoyo social es clave para la adherencia.

El 80% abandona el gimnasio antes de 3 meses. Ochenta por ciento, hermano. Los gimnasios literal basan su modelo de negocio en que no vayas. Huberman Lab explica que la fuerza de voluntad sola nunca es suficiente.

El cerebro de las cavernas necesita moverse

Nuestros genes esperan que caminemos entre 5 y 15 kilómetros diarios. Hoy el promedio es de 2 kilómetros. Tu cuerpo acumula, acumula y acumula esa energía, sin saber en qué enfocarla. Resultado: cortisol, ansiedad, depresión.

El ejercicio es el antidepresivo más efectivo que existe. Más que cualquier pastilla, más que cualquier terapia. Media hora de movimiento moderado tiene el mismo efecto que una dosis de antidepresivos, pero sin los efectos secundarios de quedarte como zombi. Wendy Suzuki lo demostró científicamente: el ejercicio cambia nuestro cerebro.

Pero hay algo aún más brutal: solo imaginar que haces ejercicio puede hacerte más fuerte. Tu cerebro es tan poderoso como la visualización activa de las mismas áreas motoras. Imagínate lo que pasa cuando realmente te mueves.

Primero, olvídate de todo lo que crees saber sobre el fitness. La industria del ejercicio es igual de podrida que la de la comida: te vende soluciones caras a problemas que ellos mismos crearon.

Semana 1-2: Camina. Así de simple. 15 minutos después del almuerzo. Sin música motivacional, sin ropa especial, sin weás. Solo camina. El movimiento sincronizado permite a tu cuerpo hacer cosas que no podría solo.

Semana 3-4: Agrega algo que te guste. ¿Te gustaba andar en bici de pendejo? Arrienda una. ¿Bailabas en las fiestas? Busca videos de baile. ¿Tu perro necesita pasear? Ya tienes compañero de entrenamiento.

Mes 2: Experimenta. Las investigaciones sobre especialización demuestran que probar diferentes actividades antes de especializarte aumenta las probabilidades de encontrar algo que realmente disfrutes.

La estrategia perfecta

Los "micro-hábitos" suenan a charlatanería de LinkedIn, pero la neurociencia los respalda. Cinco minutos de actividad diaria generan cambios neurológicos medibles. Cinco minutos, lo que demoras scrolleando Instagram en el baño.

Deja tu ropa deportiva al lado de la cama. Reduce la fricción. Hazlo tan fácil que sentirte culpable por no hacerlo, sea más difícil que hacerlo. Los investigadores del MIT descubrieron que diseñar tu entorno es más poderoso que la motivación.

Busca el ejercicio que se adapte a tu personalidad. ¿Eres introvertido? Running, natación, ciclismo. ¿Extrovertido? Deportes de equipo, clases grupales. ¿Competitivo? Necesitas métricas y desafíos. ¿Contemplativo? Yoga, tai chi, caminatas en naturaleza.

Si abandonaste el ejercicio por lesión, paternidad, pega o cualquier weá de la vida adulta, escucha esto: compararte con tu yo anterior es autosabotaje puro.

Tu contexto cambió. Tu cuerpo cambió. Tus prioridades cambiaron. Pretender retomar donde quedaste es como querer volver con tu ex esperando que todo sea igual. La toxicidad de la cultura deportiva puede ser tan dañina como el sedentarismo.

Parte de cero sin ego. Sin expectativas. Como si fuera la primera vez. Los estudios sobre lesiones muestran que encontrar el balance correcto es clave para la recuperación.

El hack definitivo

¿Quieres saber el verdadero biohack? El ejercicio genera energía, weón. Parece contradictorio, pero es física pura: un cuerpo en movimiento tiende a permanecer en movimiento. Un cuerpo en reposo tiende a pudrirse en el sillón viendo Netflix.

Esa sensación de cansancio crónico que tienes es precisamente porque no te mueves. Tu mitocondria (la central energética de tus células) se atrofia sin actividad. El ejercicio las multiplica y potencia. Más mitocondrias = más energía = menos dependencia del café y las bebidas energéticas.

Hay algo más: los músculos fuertes están directamente conectados con un cerebro saludable. Tu tejido muscular libera moléculas que protegen tus neuronas. Literal, hacer sentadillas protege tu capacidad cognitiva.

El "sistema" quiere que creas que necesitas transformarte en un atleta olímpico. La verdad es más simple: necesitas moverte como el animal que eres. El ser humano evolucionó para ser activo, y tu cerebro funciona como una bandada de estorninos: necesita movimiento coordinado para alcanzar su potencial.

Encuentra tu secta, tu actividad, tu ritmo. Que sea sustentable, disfrutable, y sostenible. El mejor ejercicio es el que haces consistentemente, aunque sea "mediocre" según los estándares de Instagram.

Restablecer tu yo físico significa reconectar con lo que tu cuerpo fue diseñado para hacer: moverse, jugar, explorar, compartir. Todo lo demás es humo.

Partimos este capítulo de biohacking hablando de un loop. Este es un loop de la muerte, en el que  nuestro organismo, por producir excesivamente cortisol,  comienza a inflamarse y generar problemas multisistémicos, que afectan incluso a nuestro cerebro, provocando una desconexión de sí mismo progresivamente.

También mencionamos al vuelo, que ese loop puede frenarse con algo muy simple: deporte.

Sé que esta solución puede resultar obvia e impopular, pero por eso el objetivo de este episodio, más que decirte move your ass, es simplemente compartir contigo algunos factos y datos. Lo que hagas tú con eso, es en realidad responsabilidad tuya.

Hasta el año 2010, el 80% de los chilenos no hacía NADA de ejercicio.  Eso significa un 80% de las personas, andan ahí por la vida, estresados, inflamados y desconectados, volviéndose personas propensas a tomar muy malas decisiones.

La industria del fitness lo sabe y por eso te bombardea con promesas imposibles: abdominales en 30 días, transformaciones extremas, cuerpos de Instagram que requieren cirugías, filtros y una dedicación que roza lo psicopático. 

La mentira más grande que compramos

Nos han hecho creer que necesitamos una membresía de gimnasio, suplementos importados, ropa deportiva, aesthetic y dos horas diarias para "estar fit". Esto es mierda. 

Nos han hecho creer, también, que el objetivo por el cual debes hacer deporte, es para lograr un anhelado cambio físico. Eso es un pedazo de sorete pegado en tu zapato

Nos han hecho creer, que una secuencia de entrenamiento que dura 20 minutos en la película (o traducido a la vida real: 2 sesiones de entrenamiento) para convertirnos en otra persona. Esta es caca seca. 

Todos estos drivers son una basura, porque todos apelan a ilusiones. Todos juegan con una fantasía, que estás a 3 cuotas (precio contado) de tu próximo yo. 

La realidad más realidad, es que para hacer el 99% de los deportes que van a limpiarte del cortisol, no necesitas más que ropa que no te apriete, y tu propia humanidad. Los cambios físicos no funcionan como un fin en sí mismo, porque si se trata de salud, no existe el cambio físico en tiempo récord. El cambio físico, verdadero, se demora como 5 años. Es un asunto de consistencia y constancia.

Lamentablemente, ni tú, ni yo, ni nadie es especial. La vida real no es como la secuencia de acción de tu peli de acción favorita, donde tras entrenar unas semanas, tu cuerpo, vida y todo dará un giro. 

Ternura.

Para lograr hacer deporte, de manera tal que impacte en tu vida, lo que necesitas es algo mucho más simple y a la vez más complejo: encontrar una forma de moverte que disfrutes, que te haga pasarlo bien.

Los estudios de psicología deportiva demuestran que el predictor más poderoso de adherencia al ejercicio es el disfrute. El fucking disfrute, weón. Imagínate la simpleza.

Pero el algoritmo te convence de que el ejercicio tiene que doler, que tienes que sufrir, que "no pain no gain" y toda esa basura importada. Resultado: millones de personas traumatizadas con el deporte desde el colegio, cuando algún profe sádico los humilló en educación física.

El deporte debe costar, porque es un ejercicio, pero nunca debe convertirse en una tortura, porque tarde o temprano terminarás con lesiones.

Las personas que entrenan con amigos tienen 65% más probabilidades de mantener su rutina a largo plazo. Por eso los crossfiteros son tan insoportables, pero tan consistentes: encontraron su tribu. El apoyo social es clave para la adherencia.

El 80% abandona el gimnasio antes de 3 meses. Ochenta por ciento, hermano. Los gimnasios literal basan su modelo de negocio en que no vayas. Huberman Lab explica que la fuerza de voluntad sola nunca es suficiente.

El cerebro de las cavernas necesita moverse

Nuestros genes esperan que caminemos entre 5 y 15 kilómetros diarios. Hoy el promedio es de 2 kilómetros. Tu cuerpo acumula, acumula y acumula esa energía, sin saber en qué enfocarla. Resultado: cortisol, ansiedad, depresión.

El ejercicio es el antidepresivo más efectivo que existe. Más que cualquier pastilla, más que cualquier terapia. Media hora de movimiento moderado tiene el mismo efecto que una dosis de antidepresivos, pero sin los efectos secundarios de quedarte como zombi. Wendy Suzuki lo demostró científicamente: el ejercicio cambia nuestro cerebro.

Pero hay algo aún más brutal: solo imaginar que haces ejercicio puede hacerte más fuerte. Tu cerebro es tan poderoso como la visualización activa de las mismas áreas motoras. Imagínate lo que pasa cuando realmente te mueves.

Primero, olvídate de todo lo que crees saber sobre el fitness. La industria del ejercicio es igual de podrida que la de la comida: te vende soluciones caras a problemas que ellos mismos crearon.

Semana 1-2: Camina. Así de simple. 15 minutos después del almuerzo. Sin música motivacional, sin ropa especial, sin weás. Solo camina. El movimiento sincronizado permite a tu cuerpo hacer cosas que no podría solo.

Semana 3-4: Agrega algo que te guste. ¿Te gustaba andar en bici de pendejo? Arrienda una. ¿Bailabas en las fiestas? Busca videos de baile. ¿Tu perro necesita pasear? Ya tienes compañero de entrenamiento.

Mes 2: Experimenta. Las investigaciones sobre especialización demuestran que probar diferentes actividades antes de especializarte aumenta las probabilidades de encontrar algo que realmente disfrutes.

La estrategia perfecta

Los "micro-hábitos" suenan a charlatanería de LinkedIn, pero la neurociencia los respalda. Cinco minutos de actividad diaria generan cambios neurológicos medibles. Cinco minutos, lo que demoras scrolleando Instagram en el baño.

Deja tu ropa deportiva al lado de la cama. Reduce la fricción. Hazlo tan fácil que sentirte culpable por no hacerlo, sea más difícil que hacerlo. Los investigadores del MIT descubrieron que diseñar tu entorno es más poderoso que la motivación.

Busca el ejercicio que se adapte a tu personalidad. ¿Eres introvertido? Running, natación, ciclismo. ¿Extrovertido? Deportes de equipo, clases grupales. ¿Competitivo? Necesitas métricas y desafíos. ¿Contemplativo? Yoga, tai chi, caminatas en naturaleza.

Si abandonaste el ejercicio por lesión, paternidad, pega o cualquier weá de la vida adulta, escucha esto: compararte con tu yo anterior es autosabotaje puro.

Tu contexto cambió. Tu cuerpo cambió. Tus prioridades cambiaron. Pretender retomar donde quedaste es como querer volver con tu ex esperando que todo sea igual. La toxicidad de la cultura deportiva puede ser tan dañina como el sedentarismo.

Parte de cero sin ego. Sin expectativas. Como si fuera la primera vez. Los estudios sobre lesiones muestran que encontrar el balance correcto es clave para la recuperación.

El hack definitivo

¿Quieres saber el verdadero biohack? El ejercicio genera energía, weón. Parece contradictorio, pero es física pura: un cuerpo en movimiento tiende a permanecer en movimiento. Un cuerpo en reposo tiende a pudrirse en el sillón viendo Netflix.

Esa sensación de cansancio crónico que tienes es precisamente porque no te mueves. Tu mitocondria (la central energética de tus células) se atrofia sin actividad. El ejercicio las multiplica y potencia. Más mitocondrias = más energía = menos dependencia del café y las bebidas energéticas.

Hay algo más: los músculos fuertes están directamente conectados con un cerebro saludable. Tu tejido muscular libera moléculas que protegen tus neuronas. Literal, hacer sentadillas protege tu capacidad cognitiva.

El "sistema" quiere que creas que necesitas transformarte en un atleta olímpico. La verdad es más simple: necesitas moverte como el animal que eres. El ser humano evolucionó para ser activo, y tu cerebro funciona como una bandada de estorninos: necesita movimiento coordinado para alcanzar su potencial.

Encuentra tu secta, tu actividad, tu ritmo. Que sea sustentable, disfrutable, y sostenible. El mejor ejercicio es el que haces consistentemente, aunque sea "mediocre" según los estándares de Instagram.

Restablecer tu yo físico significa reconectar con lo que tu cuerpo fue diseñado para hacer: moverse, jugar, explorar, compartir. Todo lo demás es humo.

Partimos este capítulo de biohacking hablando de un loop. Este es un loop de la muerte, en el que  nuestro organismo, por producir excesivamente cortisol,  comienza a inflamarse y generar problemas multisistémicos, que afectan incluso a nuestro cerebro, provocando una desconexión de sí mismo progresivamente.

También mencionamos al vuelo, que ese loop puede frenarse con algo muy simple: deporte.

Sé que esta solución puede resultar obvia e impopular, pero por eso el objetivo de este episodio, más que decirte move your ass, es simplemente compartir contigo algunos factos y datos. Lo que hagas tú con eso, es en realidad responsabilidad tuya.

Hasta el año 2010, el 80% de los chilenos no hacía NADA de ejercicio.  Eso significa un 80% de las personas, andan ahí por la vida, estresados, inflamados y desconectados, volviéndose personas propensas a tomar muy malas decisiones.

La industria del fitness lo sabe y por eso te bombardea con promesas imposibles: abdominales en 30 días, transformaciones extremas, cuerpos de Instagram que requieren cirugías, filtros y una dedicación que roza lo psicopático. 

La mentira más grande que compramos

Nos han hecho creer que necesitamos una membresía de gimnasio, suplementos importados, ropa deportiva, aesthetic y dos horas diarias para "estar fit". Esto es mierda. 

Nos han hecho creer, también, que el objetivo por el cual debes hacer deporte, es para lograr un anhelado cambio físico. Eso es un pedazo de sorete pegado en tu zapato

Nos han hecho creer, que una secuencia de entrenamiento que dura 20 minutos en la película (o traducido a la vida real: 2 sesiones de entrenamiento) para convertirnos en otra persona. Esta es caca seca. 

Todos estos drivers son una basura, porque todos apelan a ilusiones. Todos juegan con una fantasía, que estás a 3 cuotas (precio contado) de tu próximo yo. 

La realidad más realidad, es que para hacer el 99% de los deportes que van a limpiarte del cortisol, no necesitas más que ropa que no te apriete, y tu propia humanidad. Los cambios físicos no funcionan como un fin en sí mismo, porque si se trata de salud, no existe el cambio físico en tiempo récord. El cambio físico, verdadero, se demora como 5 años. Es un asunto de consistencia y constancia.

Lamentablemente, ni tú, ni yo, ni nadie es especial. La vida real no es como la secuencia de acción de tu peli de acción favorita, donde tras entrenar unas semanas, tu cuerpo, vida y todo dará un giro. 

Ternura.

Para lograr hacer deporte, de manera tal que impacte en tu vida, lo que necesitas es algo mucho más simple y a la vez más complejo: encontrar una forma de moverte que disfrutes, que te haga pasarlo bien.

Los estudios de psicología deportiva demuestran que el predictor más poderoso de adherencia al ejercicio es el disfrute. El fucking disfrute, weón. Imagínate la simpleza.

Pero el algoritmo te convence de que el ejercicio tiene que doler, que tienes que sufrir, que "no pain no gain" y toda esa basura importada. Resultado: millones de personas traumatizadas con el deporte desde el colegio, cuando algún profe sádico los humilló en educación física.

El deporte debe costar, porque es un ejercicio, pero nunca debe convertirse en una tortura, porque tarde o temprano terminarás con lesiones.

Las personas que entrenan con amigos tienen 65% más probabilidades de mantener su rutina a largo plazo. Por eso los crossfiteros son tan insoportables, pero tan consistentes: encontraron su tribu. El apoyo social es clave para la adherencia.

El 80% abandona el gimnasio antes de 3 meses. Ochenta por ciento, hermano. Los gimnasios literal basan su modelo de negocio en que no vayas. Huberman Lab explica que la fuerza de voluntad sola nunca es suficiente.

El cerebro de las cavernas necesita moverse

Nuestros genes esperan que caminemos entre 5 y 15 kilómetros diarios. Hoy el promedio es de 2 kilómetros. Tu cuerpo acumula, acumula y acumula esa energía, sin saber en qué enfocarla. Resultado: cortisol, ansiedad, depresión.

El ejercicio es el antidepresivo más efectivo que existe. Más que cualquier pastilla, más que cualquier terapia. Media hora de movimiento moderado tiene el mismo efecto que una dosis de antidepresivos, pero sin los efectos secundarios de quedarte como zombi. Wendy Suzuki lo demostró científicamente: el ejercicio cambia nuestro cerebro.

Pero hay algo aún más brutal: solo imaginar que haces ejercicio puede hacerte más fuerte. Tu cerebro es tan poderoso como la visualización activa de las mismas áreas motoras. Imagínate lo que pasa cuando realmente te mueves.

Primero, olvídate de todo lo que crees saber sobre el fitness. La industria del ejercicio es igual de podrida que la de la comida: te vende soluciones caras a problemas que ellos mismos crearon.

Semana 1-2: Camina. Así de simple. 15 minutos después del almuerzo. Sin música motivacional, sin ropa especial, sin weás. Solo camina. El movimiento sincronizado permite a tu cuerpo hacer cosas que no podría solo.

Semana 3-4: Agrega algo que te guste. ¿Te gustaba andar en bici de pendejo? Arrienda una. ¿Bailabas en las fiestas? Busca videos de baile. ¿Tu perro necesita pasear? Ya tienes compañero de entrenamiento.

Mes 2: Experimenta. Las investigaciones sobre especialización demuestran que probar diferentes actividades antes de especializarte aumenta las probabilidades de encontrar algo que realmente disfrutes.

La estrategia perfecta

Los "micro-hábitos" suenan a charlatanería de LinkedIn, pero la neurociencia los respalda. Cinco minutos de actividad diaria generan cambios neurológicos medibles. Cinco minutos, lo que demoras scrolleando Instagram en el baño.

Deja tu ropa deportiva al lado de la cama. Reduce la fricción. Hazlo tan fácil que sentirte culpable por no hacerlo, sea más difícil que hacerlo. Los investigadores del MIT descubrieron que diseñar tu entorno es más poderoso que la motivación.

Busca el ejercicio que se adapte a tu personalidad. ¿Eres introvertido? Running, natación, ciclismo. ¿Extrovertido? Deportes de equipo, clases grupales. ¿Competitivo? Necesitas métricas y desafíos. ¿Contemplativo? Yoga, tai chi, caminatas en naturaleza.

Si abandonaste el ejercicio por lesión, paternidad, pega o cualquier weá de la vida adulta, escucha esto: compararte con tu yo anterior es autosabotaje puro.

Tu contexto cambió. Tu cuerpo cambió. Tus prioridades cambiaron. Pretender retomar donde quedaste es como querer volver con tu ex esperando que todo sea igual. La toxicidad de la cultura deportiva puede ser tan dañina como el sedentarismo.

Parte de cero sin ego. Sin expectativas. Como si fuera la primera vez. Los estudios sobre lesiones muestran que encontrar el balance correcto es clave para la recuperación.

El hack definitivo

¿Quieres saber el verdadero biohack? El ejercicio genera energía, weón. Parece contradictorio, pero es física pura: un cuerpo en movimiento tiende a permanecer en movimiento. Un cuerpo en reposo tiende a pudrirse en el sillón viendo Netflix.

Esa sensación de cansancio crónico que tienes es precisamente porque no te mueves. Tu mitocondria (la central energética de tus células) se atrofia sin actividad. El ejercicio las multiplica y potencia. Más mitocondrias = más energía = menos dependencia del café y las bebidas energéticas.

Hay algo más: los músculos fuertes están directamente conectados con un cerebro saludable. Tu tejido muscular libera moléculas que protegen tus neuronas. Literal, hacer sentadillas protege tu capacidad cognitiva.

El "sistema" quiere que creas que necesitas transformarte en un atleta olímpico. La verdad es más simple: necesitas moverte como el animal que eres. El ser humano evolucionó para ser activo, y tu cerebro funciona como una bandada de estorninos: necesita movimiento coordinado para alcanzar su potencial.

Encuentra tu secta, tu actividad, tu ritmo. Que sea sustentable, disfrutable, y sostenible. El mejor ejercicio es el que haces consistentemente, aunque sea "mediocre" según los estándares de Instagram.

Restablecer tu yo físico significa reconectar con lo que tu cuerpo fue diseñado para hacer: moverse, jugar, explorar, compartir. Todo lo demás es humo.

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